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No es tierra extraña

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Los ingleses de Keane se presentaron por tercera vez en Buenos Aires para mantener vivo el romance con la ciudad, cosa que lograron con creces, el jueves en el estadio Luna Park.

Dos cosas han dicho sus integrantes sobre el significado del título de “Strangeland”, el último disco, de 2012, que vinieron a presentar formalmente a Buenos Aires: que trata sobre sus experiencias en su pueblo natal, Battle (de lo más cercano a Francia que hay en Inglaterra) y  que trata de los desvíos que puede tomar la vida de una persona cuando está enfocada en hacer uno y sólo un camino. De esto último, podemos decir que las canciones que nos presentaron se desvían mínimamente de lo que conocíamos de ellos. Es más, está mucho más cercano a la línea de canciones simples y contundentes de sus dos primeros discos, aunque el tono sea un poco más upbeat. Optimista, digamos. Pero si hablamos de aquel otro concepto, sobre el desarraigo en tierra propia, bien podemos encontrar una complementariedad en lo cómodos que se sienten ellos en estas tierras. Tom Chaplin, “el gordo flaco” -como le dijo un asistente al concierto- no paró de decir que se sentía muy a gusto entre nosotros, que cada concierto que hacían acá les parece mejor que el anterior y que adoran al público que tienen aquí. Si hasta se animó a confesar que jugaron al fútbol acá la tarde previa al show y que “ahora sé por qué Argentina es mejor que Inglaterra”, tribuneando como los que mejor saben.

Y en esta not-so-strange-land, salieron directamente a mantener la llama encendida, con un arranque igual al de “Strangeland”, con “You are Young”. Los tres temas siguientes, “Bend and break”, “On the road” y “We might as well be strangers” me pusieron a pensar en el último comunicado de los Yeah Yeah Yeahs, sobre cómo el uso de celulares y cámaras sostenidas en alto molesta a todos los que están detrás de esa cámara. Si no fuese por el buen sonido del campo del Luna Park, simplemente debería haber adivinado lo que pasaba frente a mí, porque sólo se veían manos como ofrendando sus dispositivos tecnológicos a una banda que no les daba bola y seguía con lo suyo. En fin, supongo que es para una discusión más compleja que lo que puedo decir acá.

Tim Rice-Oxley arenga desde sus teclados con la mano izquierda y se da el lujo de tocar sólo con la derecha en muchos temas, demostrando que como músicos son todos unas bestias. Incluso Tom Chaplin es dueño de una voz prolijísima y versátil, con lo que a todos les sobra para lo que hacen. Cuando quieren, bajan la intensidad y crean momentos casi romanticones, como en “A bad dream” o en “She has no time”, o momentos en que el tecla Rice-Oxley prende distorsiones y delays para ruidear con su teclado y levantar la intensidad del show. Al terminar con “Everybody’s changing”, Tom tira un “ahora sí que se están calentando” con una confianza tal en sí mismo y en que eso que está sucediendo está bajo control que puede también permitirse parar al resto de la banda antes de que comience un tema para escuchar al público cantar algún “eh oh eh” o quizás un sentido “oooh oh oh ooooh oh” con el que le da un bañito a su ego. Bien ganado se lo tiene.

Hubo lugar también para un segmento de “Perfect Symmetry”, el disco que ellos mismos declararon que no era de lo mejorcito que han hecho, pero con los temas adaptados a esta nueva actitud un poco más despojada de las canciones. En “Spiralling”, el ya oficialmente cuarto integrante, Jesse Quin se cuelga una guitarra y funkean un poquito, Tom también se cuelga una en el lado B “My shadow” y en “Somewhere only we know”, otro de los hitazos. Parecía que se terminaba y que faltaba algo del último disco, pero cuando vuelven, tranquilos y a dos pianitos tocan Tim y Tom la linda “Sea fog” y el corte “Sovereign Light Café”. Como si fuera poco, terminan bien alto con “Crystal Ball” y se van de vuelta. Las luces permaneces apagadas, la gente sigue cantando para que vuelvan a salir pero… un plomo se lleva el bajo, otro corre el tecladito chiquito que compartían Quin y Chaplin y la luz se hace. Hay que guardar fuerza para la otra función.

*Fotos por Fernando Fernández

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Redacción ElAcople.com

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