RESEÑAS

Nadie se dio cuenta

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A Bochaton hay gente que lo quiere, y hay gente que le quiere pegar. Llegar al recinto a la hora pactada y que digan que el músico todavía no apareció dan ganas de acercarse a la segunda opción. Pero la gente que lo quiere le perdona todo; como con Charly, pero no. Y hablando de grandes solistas del rock argentino, Bochaton es uno. Escribió algunas de las mejores canciones de la década y lideró una de las mejores bandas de los 90 (Peligrosos Gorriones). Pero nadie se dio cuenta. No sabrá afinar ni su guitarra ni su voz, pero no importa; según cuenta la leyenda, mientras más caótico y desafinado sea el show del músico, mejor.

Y si el show abre con un tema como Pinamar”, no queda más que rendirse. Temazo, loco, no me lo vas a negar. Lo curioso es que uno, al escuchar los discos, se encuentra con melodías tranquilas y preciosas que en vivo se fusionan con un espíritu hiper eléctrico que hace levantar a los muertos. No literalmente, claro está, pero dan ganas de volverse loco. Incluso con temas como “Luces” y “22:33”, canciones cortas, acústicas, pero que la gente responde como si estuviera sonando “Ji ji ji”. Un público tan loco como el músico. “Cosecharás lo que siembras”, decía Lou Reed.

También, si pensás que las mejores mujeres las llevan Babasonicos, Catupecu o Attaque 77, estás mal: van a ver al Bocha. Mientras más feo y subterráneo sea el lugar donde toca, mejor será el nivel femenino. Garantía de El Acople. Y los muchachos están ahí , extasiados, en cueros, transpirados, cantando los temas más enérgicos como “El Gusano”o “Nazareno”; algunos optan por abrazar a sus parejas durante “No volverás” o “Tu voz se va”, y otros lloran por dentro con “Sábado” o “La calle”. Para todos los gustos, para todas las clases sociales. Pero nadie se dio cuenta.

Nadie se dio cuenta. Porque después de diez años como solista -más los siete u ocho anteriores con los Gorriones– el tipo todavía sigue siendo la eterna promesa. El mimado por la prensa e ignorado por el gran público. Tal vez, un día, cuando sea demasiado tarde, un par de estudiantes de psicología o medicina con serios conflictos de independencia van a escuchar esas canciones y va a empezar el mito Bochaton. Ya está el mito Gorriones, y por suerte el músico no se priva de tocar algunas de esas composiciones de esa gran banda como “Amo el jardín”, “Por tres monedas” y las finales “Siempre Acampa” (con Rudy Martínez, de Adicta, en guitarras) y “Manicomio gris” como para desatar la locura colectiva.

Bochaton festejó diez años solo. Diez años de honestidad, de credibilidad, de excelentes canciones, de conciertos extraordinarios y de conciertos olvidables. Lástima que nadie se dio cuenta.

azafatodegira.com

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