RESEÑAS

Mundo Marino

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Hay 3 mitos con respecto al público de PEZ:

1) Todos los fans de PEZ tienen barba y bigote.
2) Todos los fans de PEZ también son fans de SPINETTA.
3) Todos los fans de PEZ cogen mal.

Bueno, ese último no me consta (yo, por suerte, sólo escucho tango y chamamé), pero a una amiga sí. Y tiene un relevamiento bastante grosso del tema, eh.

El viernes pasado estuvo en el Teatro ND Ateneo escuchando a la banda de ARIEL MINIMAL (guitarra y voz), FRANCO SALVADOR (batería), PEPO LIMERES (piano eléctrico) y FÓSFORO (bajo). Presentaban “Los Orfebres” (2007), un disco que los devolvió a sus raíces progresivas-sinfónicas-gritonas después de la onda cancionera-banana de “Hoy” (2006).

Aclaración de la RAE: orfebres se los conoce a son tipos que trabajan el metal… ¡METAAAAL! (agitar con el bracito levantado)

El show en cuestión arrancó con un clip de la grabación del nuevo material, en el bunker de los estudios ION, y después, sí, empezó el tiroteo.

Aparecieron los muchachos, y se despacharon con un mix de 6 temas al hilo: Acelera sus latidos corriendo a ningún lado como un toro asustado, Los orfebres, Spuistraat 249, Último acto, Cabeza de departamento y Vientodestino en vidamar. A no alarmarse por algunos títulos a lo Luis Almirante Brown, que los temitas rockean de lo lindo.

La gente me asusta…

Se sabe que el ND Ateneo tiene menos pogo que MARCELO POLINO (salvo cuando toca AZTECAS TUPRO), pero el feedback con el público fue por otro lado. Como siempre, no pararon de darle letra a MINIMAL (Dale, gordooooo, ¡Pagué 40 mangos! y el clásico de clásicos: Mostroooooo). Y el tipo, siempre, siempre se engancha. Está en su salsa, monologuea y no deja pasar una. Es un show aparte, una especie de stand up comedy, pero sin los ladrillos rojos atrás. Como cuando le gritaron “¡Larrrry!, por los rulos y la pista de aterrizaje que está asomando en su cabeza: Me estoy quedando pelado, ¿Y qué? A vos un día no se te va a parar más.

Con esa pose loser (BECK, no vuelvas más), mala onda y bardera, MINIMAL tiene el magnetismo escénico que le falta a toda la primera plana del rock argentino. Entraría en una misma bolsa con WALAS, el tragaleche de IORIO, y SERGIO ROCK-MAN. Nadie más.

(¿Alguien dijo JUANSE? Pfff, voy a hacer de cuenta que no escuché nada)

A la derecha del escenario había una tropa de fotógrafos (5) captando cada movimiento del cantante. Había más fotógrafos que músicos, fuera de joda. Y ninguno era Gaby Álvarez.

…Y el monstruo soy yo

Musicalmente, FISH hace tiempo que viene sonando igual. O sea, c-o-m-o-l-a-p-u-t-a-m-a-d-r-e. Por momentos te hacían sentir que estabas viendo a PESCADO RABIOSO tocando “Post-crucifixión” en el Teatro Odeón, o CRUCIS con “Irónico ser” en el Astral, o algún La Bola Loca de LA MÁQUINA DE HACER PÁJAROS (cuando CHARLY tenía lucidez & dentadura). Y esto no es una de esas comparaciones odiosas de periodista intelectualoide: es un halago. O debería serlo, mierda.

Volviendo al repertorio del viernes, “Los Orfebres” sonó de pé a pá, hubo un bloquecito punky con “Ahogarme”, “El desengaño” y “El cuerpo es un momento”, instrumentales como “(A Alejandro Jodorowsky)” y el (ex) inédito “Hay lo que hay”. Ah, y una yapa: FRANCO SALVADOR presentó un tema de su próximo disco solista. Se mandó para el frente, se hizo cargo de la voz y viola, y MINIMAL lo cubrió en la batería (¡Se le caían los palillos!). “¡Ponele onda, gordo!”, le recriminaron desde el fondo. Je.

Para el final, quedaron Y cuanto más grita menos es escuchado, Existencialismo y Respeto.

E-XI-JÓ
RES-PE-TÓ

Fin, cierre del telón y a otra cosa, mariposa. Chau, chau, adiós.

A la salida del show, mientras algunos todavía juntaban la mandíbula del piso, estaban los chicos del Club de Coleccionistas Compulsivos de Pez (CCCP) intercambiando bootlegs. Y el kiosquito con los discos de Azione Artegianale (¿Por qué nadie se lleva el CD de JUAN RAVIOLI?) desbordaba de gente. Todos fans de PEZ, o futuros fans. Pobres sus novias.

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