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Mudhoney: el ruido y la furia
El domingo, Mudhoney se presentó nuevamente en Niceto Club acompañados de los canadienses Metz.
Cae la noche, llueve y hace frío. Niceto se plaga de jóvenes con barba, pelo largo y camisas leñadoras. Tocan Mudhoney y Metz y no sé si hablo de Baires o Seattle; pasado, presente y futuro de una escena se juntan en un escenario de Palermo.
Aunque son una banda relativamente nueva, los Metz pertenecen a otra época, esa donde sólo importaba la música y tocar. Es por eso que por más que la mayoría del público no los conozca, conectan de inmediato con esa gente que piensa igual que ellos. Enchufado a 220 los 40 minutos del set, el trío canadiense repasa las canciones de su único disco hasta la fecha. Tan rabiosa es su presentación que no pueden evitar contagiar a aquellos con necesidad de expresarse físicamente. El cantante y guitarrista Alex Edkins y el baterista Hayden Menzies parecen estar en una batalla constante para ver quién está menos cuerdo.
Ya a las 11 de la noche, bastante tarde para un domingo, sale Mudhoney. Seis años después de su última presentación en el país, en el mismo lugar, el grupo regresa para mostrar disco nuevo: «Vanishing Point». «Slipping away» y «I like it small» de esa placa dan inicio al show. Desde hace rato vienen sacando discos cada vez más espaciados en el tiempo, y si bien es obvio que son lanzamientos que no pasarán a la historia, son documentos más que decentes para una banda que se inició en el punk rock y donde sus integrantes ya andan por los 50 años. Tal vez ya no destruyan sus instrumentos, no caigan hospitalizados por sobredosis ni se retuerzan sobre el escenario, pero cuando tocan «You got it» y «Suck you dry», suenan tan jóvenes y enérgicos como es necesario. Tal vez todo es más prolijo, pero eso no hace que se pierda la esencia de la canción.
Por momentos, al empuñar la guitarra y cantar en simultáneo, Mark Arm parece no estar muy en sintonía con la banda, pero ni bien deja su instrumento para encargarse sólo del micrófono, la influencia hardcore / punk rock sale a flote; el músico logra conectar más con las canciones y con su frontman interno. Tal vez tendrá que ver que durante ese momento la banda se dedica exclusivamente a tocar temas de los últimos dos discos, cosa que podría disminuir el calor del show, pero que no pasa debido a la calidad de las composiciones y la intensidad que le imprimen.
Claramente están decididos a mostrar que no son un acto de nostalgia; los clásicos son selectos y llegan sólo al principio y al final, con algunas intervenciones en el medio como «Touch me I’m sick» o » Sweet young thing ain’t sweet no more» para despertar a los ansiosos por moshear.
Lejos de la seriedad del grunge, Mudhoney es una banda con mucho humor, con un líder celebrando constantemente al DJ del lugar y retrucándole al público cuando le lanzan remeras. Mudhoney es una banda real, donde nada es fingido. Por algo siguen los mismo integrantes desde el principio (sólo han cambiado al bajista una vez) y nunca se han separado. Son pioneros de un movimiento que hizo posible muchas cosas. Un grupo de tipos grandes que han cambiado su sonido pero no su actitud. Por eso se llevan todo por delante hacia el final con «Hate the police» y «Fix me». Actitud punk rock en gente que podrían ser tus abuelos.
En tiempos de nostalgia y de ir a lo seguro, Mudhoney sigue con su visión del rock and roll para quienes quieran oírlos. Más de 25 años después, siguen sin venderse.
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