Mirando a la City desde el Zen

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Asientos por demás cómodos, vista totalmente limpia, gaseosa y comida en mano hicieron que este cronista se olvide por un momento de recitales llenos de humo y estire cómodamente sus piernas para disfrutar de un recital de rock sin sufrir –demasiado- la abstinencia.

Pasadas las 21.30 y con 8 músicos en escena (entre ellos tres guitarristas -dos acústicas-, dos percusionistas, bajista, corista y batería) el show dio comienzo. “City-zen” y “No voy a ser yo” fueron los temas elegidos de apertura, para que luego de “Campo argentino” el cantautor salude con un “Muy buenas noches, gracias por venir”.

Para “El palomo” , la pantalla gigante que estaba detrás de los músicos se encendió dejando entrever videos y dibujos a cargo del señor LINIERS. Lo maravilloso de esto es que los dibujos se hacían en vivo. Claro, desde una computadora en la parte de atrás del teatro se encontraba este escritor de tiras del diario “La Nación” dibujando cosas acordes a los temas que iban pasando, con una calidad y pulso realmente admirables.

Fue así que para “Mc Guevara, che donalds”, dibujó la cara del “Che” sobre una base blanca (impecable) con la inscripción / pregunta “¿El revolucionario del mes”?, con el tiempo exacto para terminar el dibujo cuando el tema finalizaba.

El recital recién comenzaba y el muchacho nacido en Alaska estaba repasando temas de sus 3 discos. Entre ellos “Atahualpa you funkie!”, de su última placa “City zen” , el excelente “Hindue blues”, de “Sur o no Sur”, y “Soñé”, de su primer disco “The nada”, editado en el año 2001.

“El circulo”, “Everything is” y el cover de THE BEATLES “We can work it out” siguieron llenando la lista.

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Más tarde vendría un tema de amor de adolescente eterno –“Oops”– que reza algo así como “¿Quieres te diga lo que quieres escuchar o vas a escuchar lo que te quiero decir?”.

Para “Buenos Aires antisocial club” mostró su lado más tanguero, aunque en realidad toda su discografía es una mezcla de candombe, tango, folklore, ska, reggae, milonga y quien sabe cuantos ritmos más. Entonces sus temas son inclasificables, (luego de este paréntesis viene la parte trillada) todos tienen una mezcla variada de ritmos que le dan un sello particular.

Con el tema del travesti “Daisy” (“Desde chiquito, ya era chiquita”) el recital continuó junto con su dibujo correspondiente en pantalla.

Luego vendría la excelente y poética “Cumbiera intelectual”, poseedora de una letra fantástica y dedicada a esas “putitas intelectuales” que andan por las noches porteñas: “Cuando intenté arrimarle mi brazo se puso a hablar de Miller, de Anais Nin y Picasso. Y si osaba intentar robarle un beso se ponía a leer de Neruda unos versos” (…) ”Si le decía ´Vamos al cine, rica´ me decía ‘Veamos una de Kusturica’ Si le decía ‘Vamos a oler las flores’ me hablaba de Virginia Wolf y sus amores”.

Sin pausa seguirían “Ni idea” y “No me abandones” para darle paso a la última parte del recital que empezaría con “Down with my baby”, con algún que otro grito de alguna fanática del muchacho con caspa; “Guacamole” y “Sur o no sur”, que sirvió también como presentación de la banda.

Más tarde vendría “El tema del zurdo”, en homenaje al baterista de la banda, el ZURDO ROITZNER, hombre de unos cuantos años de trayectoria y con PIAZZOLLA y PUGLIESE entre otros grandes como carta de presentación. Un grosso, así con dos “eses”.

Luego de “La falla de San Andrés”, tanto los músicos como el público se irían para volver a los 5 minutos para hacer los bises. Ellos serían “La Procesión” y “En mi cabeza”.

A veces los subtítulos no sirven

Con estos dos temas el show terminaría. Aplausos por todos lados, músicos contentos y público satisfecho. Completo por donde se lo mire, tanto musical como escénicamente. Un show casi sin pausas, con un sonido de esos que solo un teatro puede dar, con una comodidad absoluta y encima de todo un jueves. ¿Que hay para hacer un jueves?. Ah, sí, LEO GARCIA en La Trastienda tocando temas que cantan novios de cronistas…