MIRANDA! en el Roxy Lomas

Eran alrededor de las dos de la mañana y el espacio reservado para los shows de The Roxy Lomas se iba llenando. Mucha gente se acercaba. Muchos fans nuevos. Parecen lejanos los principios del 2002 cuando, en pequeños bares, se podía ver a MIRANDA!. Pero eso es una señal del éxito: cada vez más personas van a escuchar al grupo.

Pasaban los minutos y la masa estaba ansiosa, pedía por la banda. Pasadas las dos y cuarto, aparecieron los glamorosos cinco. Vestidos de negro y plateado, arrancaron con ”Horóscopo”. Después vinieron ”Tu juego” (el último clip que grabaron) “Ven”, “Romix” y una seguidilla de temas del disco que dio paso a las canciones nuevas. Un poco menos contundentes que las del LP, alimentaron oídos sedientos de nuevas letras para recordar y aprender.

Luego de calmar expectativas, llegaron los covers de ABBA y DIVINILYS. El resto fue ocupado por los temas que quedaban del disco.

El principal atractivo de MIRANDA! es el vivo, el show. Tanto ALEJANDRO (el cantante) como LOLO (guitarra) y JULIANA (la otra voz) saben manejar las cosas arriba del escenario.

Pletóricos de histrionismo pero no pecando de exagerados, conducen el espectáculo por donde ellos quieren. Tienen mucha actitud. Los otros dos integrantes, BRUNO y NICOLAS, máquinas y bajo respectivamente, están un poquito más relegados en la cuestión visual. Pero no desentonan.

El pasado año fue la revelación y este son la confirmación. En estos doce meses supieron llegar a la popularidad. Primero de boca en boca, como un preciado secreto y después vinieron los clips, las notas en revistas, la página web.

MIRANDA: pop fresco sin inhibiciones, sin restricciones (hasta hace poco en un tema metían un fragmento de ”Mujer amante” de RATA BLANCA). No pretenden ser modernos, son auténticos, glamorosos, románticos. Las letras llegan rápido, son casi explícitas, dicen cosas que siente la generación. Hablan de esa persona que conociste en algún lugar, fugazmente o de aquella que no querés que se vaya más. El amor, el sexo, los desengaños. Sin metáforas, con frases claras. Una banda para disfrutar, no para comprender sino para sumergirse en su juego.