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Metaleros a beneficio
La Bestia, Renacer, Horcas, Tributo a V8, Tano Romano, Kamikaze, KZ4, Humanimal, Lethal y Mastifal, entre otros, animaron un festival solidarizándose con Pablo Soler.
En enero, el destacado guitarrista Pablo Gustavo Soler (Humanimal, La Bestia) sufrió un incendio en su casa de Coghlan. Las llamas, básicamente, se llevaron todo pero afortunadamente él y su esposa lograron salir ilesos. Dos meses después, la escena del metal nacional se unió para ayudarlo organizando un festival a beneficio que albergó en un mismo escenario a 25 bandas, más de 50 músicos y 8 horas del más crudo metal con el único fin solidario de asistirlo.
A excepción de La Bestia, que versiona temas de Iron Maiden y donde toca Soler, el sábado fue una excelente oportunidad de nutrir los oídos de heavy en nuestro idioma. Tanto de los próceres ya conocidos como para descubrir nuevos artistas. Una especie de mini Metal Para Todos pero ubicado en el Salón Reducci de Constitución en vez del Malvinas.
La grilla impuso tres temas para cada uno, con salvedades claro. Así, desde la tarde-noche se presentaron: Raiquen, Armonauta, Mental, Mojon, Rey o Reina, Adrian Subovtosky, Jason, Vorax, Beto Vázquez Infinity y Bertoncelli. Dadas las circunstancias, el sonido fue regular para todas las agrupaciones; Aun teniendo en cuenta que no pasaban más de 10 minutos entre los intervalos, esto fue aceptable.
Ya entrando en la oscuridad de la noche pasaron: Rowek, Jeriko, Mario Ian (único que despachó un set acústico), La Bestia, Renacer, Horcas, Tributo a V8, Tano Romano, Kamikaze, KZ4, Humanimal, Lethal y Mastifal. El cierre llegó pisando las 3 de la mañana y de la mano de Tren Loco, con el salón todavía repleto de gente. La agrupación de Carlos Cabral hacía un par de horas que venían de tocar gratis en Parque Avellaneda, y por supuesto no quisieron perderse este homenaje a su colega, quien subió a tocar con ellos.
Aparte de los fines solidarios, lo que destacó de este evento fue la espontaneidad con las que se dieron las cosas. Que en menos de dos meses hayan arreglado las agendas de los músicos, armar todo en un mismo escenario y tener los equipos listos para la próxima banda en 5 minutos fue admirable. Algunos artistas se las vieron sorprendidos con que tenían que alargar sus sets con uno o dos temas (pasó con Rowek) y aun así dieron buenos resultados. No se quiere despreciar a la forma “organizada” de hacer las cosas, pero a veces está bueno no tenerle miedo a lo que salga natural. Y, sobre todo, cuando de ayudar se trata.
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