RESEÑAS

Merendando con CALLEJEROS

Por  | 

Trastabillaba el frío de la tarde contra las buzos de LOS PIOJOS, LA RENGA y LOS REDONDOS. En plena esquina de la Av. Álvarez Thomas y Federico Lacroze, las mochilas con la media falta a cuesta y el viento eran los protagonistas de la tarde atípica de rocanrol. El reloj marcaba las tres de la tarde y los primeros en llegar comentaban entre ellos que 15 grados de temperatura no iban a apagar el fuego que une sus almas a la de la banda. “Esto va a ser una fiesta” se prometían. Iba a presentarse CALLEJEROS para el programa “Day Tripper” de la FM Rock and Pop.

Esta vez la cerveza le dejó paso a las facturas y algún que otro sándwich de milanesa. La tarde era una de esas con gusto a nada, solo cabía pensar en el recital y en la vuelta al trabajo o al colegio. En el Teatro, a eso de las dos y media de la tarde, solo estaban presentes el personal de seguridad y alguno que otro fanático buscando una foto desesperada. Con el atardecer diáfano todo se volvió calmo y el recital sobrevoló sobre una nube de tranquilidad que ningún tema sonó apretado como en los últimos conciertos que se venían realizando en la discoteca. Todo fue riguroso y exacto.

El show fue caliente. Sin nuevos temas, CALLEJEROS supo mantener al público encendido de bengalas y algunos tres tiros que rebotaban en el techo y bajaban como balas perdidas. Algunos tuvimos miedo de que pasara lo de República Cromañon en el Festival Stone.

En la lista prevalecieron las canciones del último disco “Presión”, que sin ir mas lejos, se mostraron rabiosas como nunca aunque la tarde no hubiera dado espacio a la experimentación. El show en su totalidad fue impecable.

La furia se encendió con “Imposible”, esa plegaria utópica donde BOB MARLEY la rompe en Cemento con los ROLLING STONES, y en la plaza del barrio, GARDEL y LOS BEATLES se juntan para rockear. “Cristal” y la dicotomía de ser frágil o duro, como el camino que debemos andar, llevó a la multitud a saltar hasta tocar el quebradizo destino del suelo.

“Presión”, “Una nueva noche fría” e “Ilusión” fueron los temas que cerraron la transmisión del programa conducido por JUAN DI NATALE, FABIO ALBERTI y DIEGO DELLA SALA. Así, PATRICIO SANTOS FONTANET en voz, ELIO DELGADO en guitarra, EDUARDO VAZQUEZ en batería, CHRISTIAN TORREJON en bajo, JUAN CARBONE en saxo y MAXIMILIANO DJERFY en guitarra iban a ofrecer un recital “clandestino”, solo para fanáticos agitados en busca del rocanrol.

Llegaron los clásicos “Los invisibles” y “Sonando” que se llevaron la emoción de la tarde. Pero “El nudo” es, para la hinchada callejera, el himno que nunca puede faltar, ese nudo en la garganta que se desató con cuatro bengalas y unos cuantos petardos. La gente chocha.

“Milonga del Rocanrol”, “Rompiendo espejos” incitaron a sendos pogos que se unieron mediante la guitarra de un ELIO DELGADO que se mostró sombrío en todo el show, la contracara de un PATO FONTANET con toda la soltura y labia que hacía del show, a veces, un monólogo que parece gustarle a la gente.

Agradeció y nombró uno por uno los barrios presentes y las banderas. Dedicó temas y fechas de conciertos. Uno por uno fue promocionando los discos de EL BORDO y SEXTO SENTIDO, las presentaciones de MOTOR LOCO y VITICUS en Cemento y en Radio Nacional, respectivamente.

En “Morir”, una bandera con el arte de tapa de “Presión” inundó el campo. Desde la parte alta de El Teatro, colgando de la platea, otra rezaba: “Mi existir es viajar por tu oído y gritarte siempre, que hay verdad”.

El final con “Callejero de Boedo”, “Tres”, “Ojalá se los lleve” y “Vicioso, jugador y mujeriego” fueron la despedida hasta las fechas de República Cromañon, que se pasaron al viernes 28 y sábado 29 de mayo.

“Increíblemente un miércoles a la tarde podemos hacer esto y que vengan todos y llenar el lugar”. CALLEJEROS siempre jugó en Primera “A”, desde que comenzaron tocando en el Bar Sarajevo allá por San Telmo hasta este presente, y es así. Porque grande no te hace la convocatoria, sino la dignidad.

Con la excusa de un nuevo concierto de rock se juntaron varias bolsas de alimentos para una escuela de Mataderos. Con la conciencia abierta de ayuda y cooperación, no cabe calificar al recital de bueno o malo, lo que importaba en esa tarde no era el virtuosismo o la sencillez de una banda de rock, sino el compromiso.

1 Comentario

Tenés que estar logueado para escribir un comentario Iniciar sesión