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Megadeth: Volver a ser

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El lunes y martes en el Luna Park, la banda liderada por Dave Mustaine ofreció grandes conciertos con un sonido y una plenitud acorde a sus momentos de esplendor.

En su último show de 2014Megadeth se había mostrado fresco y con una energía propia de la década del ’90. Sin embargo, a muchos fanáticos la formación con Chris Broderick (guitarra) y Shawn Drover (batería) no los terminaba de convencer, había algo en ellos que no los atraía. Ni el propio Dave Mustaine lograba notarlo. Los propios Broderick y Drover tuvieron que dejar la banda por propia voluntad para que Mustaine entendiera que necesitaban un cambio de timón. Sucedió en noviembre de 2014. Desde allí todo fue positivo.

El ingreso de Kiko Loureiro (Angra) en guitarra y de Chris Adler (Lamb of God) en batería resultaron inmejorables. Sin dudas, sus incorporaciones ayudaron a que Mustaine pudiera aclarar sus ideas y recuperará la inspiración perdida. Un gran disco como “Dystopia” (2015) deja a las claras este resurgimiento, a tal punto que para mucha prensa especializada es el mejor trabajo desde “Youthanasia” (1994). Era el momento de mostrar la nueva maquinaria en vivo. Para esta gira, Adler dejó su lugar a Dirk Verbeuren, de Soilwork.

Ellos son Megadeth, y lo saben, por eso necesitaban dejar asentado este nuevo rumbo. Y desde el acorde inicial no dejaron dudas. Luego de la introducción con «Prince of darkness», comenzaron una descarga letal de la mano de un hitazo como «Hangar 18». A primera impresión ya se notaba a un líder mas sonriente y distendido y a un Dave Ellefson (bajo y coros) pisando más fuerte el escenario. Por supuesto, ellos sabían cómo estaban sonando y lo que estaban generando en su público. Esto los influenció de manera positiva.

Loureiro es una parte muy esencial de este crecimiento. Ya venir de otro palo de metal le daba un plus y generaba otra apertura. Y vaya si logró su propósito. Durante el show le dio su plus personal a los solos, especialmente en las canciones que participó en la composición como «The theast is real»«Poisonous shadows». Se lo vio cómodo y disfrutando de su espacio. Verbeuren golpeó con fuerza y personalidad tal como lo demostró en “Rattlehead” y «Wake up dead”, temas bien poderosos.

Sin dudas, de las canciones nuevas «Dystopia» es que la despertó mayor aclamación, por gancho y reminiscencias al pasado. Otras que gustaron mucho fueron la instrumental «Conquer or die «, especialmente por la intro acústica de Kiko, y «Fatal illusion».

Quién sorprendió por su muy buena labor fue al propio colorado, que cantó como hace mucho no lo hacía. Se escuchó su voz bien al frente, no como en shows anteriores. Por ejemplo, en el trío hitero «Sweating bullets», «A tout le monde» y «Trust» se lució en composiciones con distintos rangos. Cuando en la previa del recital se comentaba que a Mustaine se lo veía renovado y con un temple súper relajado, no engañaban.

Después de himnos inmortales como «Symphony of destruction» y «Peace sells» era difícil aumentar aún más la intensidad. Pero antes del cierre, una persona del publicó arrojó una llave. Dave la levantó, se sonrió y dijo: “Es mi casa”, en clara alusión a lo que representa Argentina en su vida. El público enloqueció ante ese gesto de amor.  Y luego de esta explosión, el cierre fue grandioso con «Holy wars… the punishement due».

Las once visitas anteriores de Megadeth la podemos clasificar en tres grupos: las primeras cuatro (1994, 1995, 1997 y 1998) fueron las históricas y las que generaron ese amor eterno. Luego, la vuelta en 2005 en la que grabaron el demorado DVD y en la que sellaron para siempre el cariño. Y por último, los seis conciertos casi de manera consecutiva con resultados bastante dispares (2008, 2010, 2011, 2012, 2013 y 2014). Y este gran show abre un cuarto capítulo, el de la resurrección. Esperemos que mantengan este nivel por un largo tiempo.

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Redacción ElAcople.com

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