RESEÑAS
Más de lo mismo, por suerte

Hoy por hoy, Deep Purple toca tan seguido en el país que uno duda si se trata de aquella leyenda inglesa con más de 40 años de trayectoria, o si es una banda de Laferrere. Mientras que muchos compañeros de ruta y de generación dan lástima, Deep Purple todavía patea cabezas. No tocan para llenar aún más sus bolsillos; tocan porque está más allá de ellos. Porque viven para eso.
Es verdad, la banda no varía casi en nada la lista de temas de los shows visita tras visita. Eso no impide que año tras año la gente llene incondicionalmente la sala donde sea que toquen. En este caso, el Luna Park, donde al parecer juegan de locales. Y que tan locales serán que están tan confiados que el primer tema de la noche es, para el delirio de la masa, “Highway Star”. Hay que animarse a largar con semejante bomba. Y la banda efectivamente es una bomba. Pero esta noche algo falla. Es Gillan. Algo no anda bien. Tose mucho, casi no se lo escucha. Se nota que hace un gran esfuerzo por cantar. A sus casi 60 años da todo arriba del escenario. Por eso lo queremos tanto.
El repertorio ya lo conocemos. Está la primera parte con temas rockeros a medio tiempo como “Into the Fire”, “Strange Kind of Woman” y “Things I Never Said”.Sabemos que después Gillan va a tomar un poco de aire y Morse nos deleitará con uno de sus maravillosos solos. El que dice que Purple murió el día que se fue Ritchie Blackmore debería replantearse seriamente lo que dice. El ex Kansas no tiene nada que envidiarle al viejo ermitaño. Es más, hasta te diría que Blackmore podría aprender unas cuantas cosas de Morse. Pero no entremos en discusiones. Porque las que siguen son canciones que le llegan a los fanáticos más enfermos, tal es el caso de “The battle rages on” o la genial “Sometimes I fell like screaming”.
Nuevo solo. Esta vez por parte de el tecladista Don Airey. Ya lo sabemos de memoria. Un poco de música clásica, un poco de jazz, un poco de tango y la marcha imperial de “Stars Wars”. Deliramos igual. La perfecta introducción para “Perfect Strangers” es, sin dudas, un punto alto de la noche siempre. ¿Otro punto alto? “Space truckin”, tema de cabecera para que el estadio se venga abajo. Gillan lleva la garganta al extremo, pero por suerte tiene al publico que lo respalda.
El final anunciado es, obviamente, con “Smoke on the water”. Increíble. Una canción que tiene mas de 35 años y los vejetes todavía la cantan con ganas y una onda increíble. Como si la estuvieran estrenando esa misma noche. Ahí radica la diferencia: músicos que disfrutan lo que hacen, que se admiran entre ellos. No lo hacen por la fama o el dinero. Están mas allá de eso; el oficio de ser músico, de amar lo que uno hace. Eso que casi no se ve hoy en día.
Los bises son los clásicos “Hush” y el favorito del público: “Black Night”. Al parecer, también es el preferido de la banda, porque todos los músicos cantan el tema como si fuera una banda de chicos jóvenes tocando sus covers preferidos. Pero no. Son sus canciones que tienen 40 años y todavía suenas frescas. Inmortales.
Si, es verdad: si uno quiere variedad, tal vez Deep Purple no sea la primera opción. Pero a la gente no le importa. Sabe exactamente con lo que se va a encontrar y a eso va. Ese simple rock and roll que tan felices nos hace a algunos.
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