RESEÑAS

MARDUK en El Teatro

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En la mente de varios de los presentes en El Teatro, aún perduraba el inolvidable debut de los escandinavos en nuestro país (8 de octubre del 2003 en el Arlequines). A poco más de dos años, con un disco nuevo bajo el brazo y con cambio de integrantes en la formación, una de las bandas más extremas del estilo volvió a presentarse en Buenos Aires el pasado domingo, brindando un espectáculo inolvidable.

El show dio comienzo temprano, con un nutrido cartel de grupos invitados. Hubo bastante black metal emparentado con la banda principal, de la mano de INFERI y HELCARAXE (éstos últimos oriundos de Bariloche), un aporte más tirando al death a cargo de los paraguayos FUNERAL, y el cierre por parte del octeto IN ETERNUM, muy recomendable para amantes del doom al estilo de CREMATORY. Con muy buenas actuaciones de los locales, el escenario quedó a punto para que el plato principal de la noche salga a matar o morir.

Pocos minutos después de las 22, se empezó a escuchar una introducción instrumental, a base de ruidos de misiles -al igual que en ”Panzer Division Marduk”– haciendo que centenares de alaridos, cuernitos en alto y aplausos, den la bienvenida a la banda.
Ya con el telón abierto, y continuando con la cortina musical –con los cuatro músicos en escena estáticamente parados- el griterío nombrando a la banda era infernal.

A diferencia del debut en el 2003, en la actual formación, MORTUUS -proveniente de bandas como FUNERAL MIST y TRIUMPHATOR, bajo el seudónimo de ARIOCH-, se hace cargo de las voces en lugar de LEGION, mientras que B.WAR, dejó las cuatro cuerdas en manos de MAGNUS DEVO ANDERSSON, quien ofició de segunda guitarra en los dos primeros discos de la banda.

De un segundo a otro, el cuarteto dio comienzo al set de una manera infernal. Con un sonido taladrante (superior al de aquella vez en el Arlequines), un pogo increíble se desató en el lugar. Sin demasiada escenografía (luces azules y blancas, además de humo), la banda ametralló con sus canciones a la gente durante poco más de una hora.

The Hangman of Prague fue el detonante de la guerra auditiva en esta oportunidad. Los cuatro músicos son muy compactos, haciendo que la banda suene afinada como un reloj, sin notarse pifies en los temas, más allá de ir a una velocidad arrolladora.

Del último disco, además del tema de comienzo, hicieron Seven Angels, Seven Trumpets y Throne of Rats, mientras que el resto de la lista se basó en un recorrido de clásicos de todas las épocas, como Burn my coffin, Baptism by fire y World Funeral.

A MORTUUS se lo vio bastante enérgico en escena, bajando varias veces a cantar con la gente, bebiendo supuesta sangre, derramándosela por el pecho y arrojándosela al público.

La calidad de sonido no bajó ni por un segundo (vale destacar que también fue muy buena con las bandas iniciales), haciendo de esta manera que el mismo no sea una bola de ruido.

Casi sesenta minutos le alcanzaron perfectamente a MARDUK para detonar toda su artillería en escena, dejando el escenario pasadas las 23. No hubo bises, tan solo una lista de 13 temas que dejó satisfechos a todos. Un lugar cómodo y una gran calidad de sonido, junto a una buena organización, hicieron que todo salga perfecto. Esperemos que se repita pronto.

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