SHOWS
Madreselva y Aztecas Tupro en Teatro El Quijote
Del tango pasaron al rock, a la chacarera y al power pop sin perder la naturalidad en ningún momento.
Podemos decir que Madreselva en vivo es un power trío muy potente acompañado por Angeles en teclado y coros, que le agrega a la banda la dulzura pop necesaria para que el público termine coreando los estribillos pegadizos que estallan en cada canción.
Demian es un frontman carismático (con un extraño parecido físico a Diego Torres) que arenga constantemente a la gente, canta, grita, rapea, recita y actúa, formando un contraste interesante con Angeles, que parece mucho más recatada y tranquila (una relación entre locura y armonía que hace recordar a Frank Black y Kim Deal en los Pixies, o a nuestros Charly García y María Gabriela Epumer).
El sonido no acompañó del todo a Madreselva durante su actuación, pero eso no impidió que temazos como “Sol” (con cover de “Chalito” incluído), “Helen” y “Hola Bebabababebibó” fueran memorables.
Cómo describir el show que brindó luego Aztecas Tupro? Hagan una prueba: piensen en la Muralla China, pero hecha de reggae, ska y raggamuffin. Ya lo pensaron? OK, ahora agréguenle algunos ladrillos de rock latino, de cumbia y de jazz. Ahora tienen una vaga idea de cómo suena Aztecas Tupro en vivo.
Con una base rítmica ajustada y envolvente formada por la batería, la percusión y el bajo, sumada al vuelo del órgano y a la guitarra con filo rockero, santanezca, Huevo (el cantante de Aztecas Tupro, cuyo registro y manera de cantar son, por momentos, similares a los de Elvis Costello en “Wachting for detectives”) sabe que puede apoyarse en su banda y cantar sin preocupaciones. A todo esto hay que agregarle el aporte de Adrián Veri en trompeta, que le da un toque jazzístico de muy buen gusto.
Los Aztecas Tupro tienen letras comprometidas, de denuncia social, que hablan de guerra, de odio y de muerte, pero no por eso se privan de tocar temas como el amor y el hastío que provoca vivir en la ciudad. Además evitan caer en la solemnidad panfletaria del rock combativo rock y se animan a dedicarle una canción fiestera a una “vieja limada” y a hacer una versión ultrarockera de “Nowhere man”.
La relación entre Aztecas Tupro y su público (bastante numeroso) es muy afectuosa y hubo un ida y vuelta entre ambas partes a lo largo de todo el recital, lo que potenció la fiesta que se vivió en el teatro “El Quijote” de Boedo.
Madreselva y Aztecas Tupro: cada uno en su estilo hacen grandes canciones, tocadas con calidad y con ganas. Que se repita.
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