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Los Rusos Hijos de Puta: presentación rabiosa
Uniclub, a la vieja usanza, abrió sus puertas avanzada la madrugada del viernes para la presentación de “La rabia que sentimos es el amor que nos quitan”, segunda placa del ascendente cuarteto. Krupoviesa y Mi Amigo Invencible completaron la jornada.
“Esto está hasta la pija”, dijo Lantos tras un largo trago de J&B. Lo estaba hasta ese momento, y lo estuvo aún más. Primero los Krupoviesa, con su indie-punk que funcionó como un taladro mental; en poco más de media hora pasaron una oleada de pequeños tracks: “Primavera nuclear”, “Chicas en pollera” y “El día de la bardera (la máxima expresión del terror)”, entre otros. Satur, desde las teclas, aportó el característico sonido de fichines que, además, potenció con el amplificador microfoneado. Por momentos sonó a GBV fusionado con el Donkey Kong de la Nintendo 64. Cerraron con “Continuará”.
Los mendocinos de Mi Amigo Invencible purificaron el ambiente saturado con sus melodías ensoñadoras. La ausencia de Nicolás Voloschin, segunda guitarra de la banda, se hizo notar. “Los pájaros”, “Me cuidé tanto” y “Los lobos”, de “La Nostalgia Soundsystem” (2013), tuvieron pequeñas modificaciones craneadas para el vivo y, sobre todo, por la falta de cuerdas.
Mariano di Cesare, el cerebro detrás de MAI, desenchufó un equipo que no estaba sonando bien; marcó un defecto en el micrófono de Mariano Castro; le indicó a Juan Pablo Quatrini que amortiguara el bajo en “Hacernos Extraños”; toca por él e intenta suplantar a Voloschin, su copiloto. Lo logra. Está en todo. Salvando las distancias, su imagen se acerca a la de un director de orquesta.
“Y aún yo te recuerdo”, de Flema hizo extasiar al público. Culminó con “Los animales se espantan” mientras en las visuales de fondo se veía cómo un insecto con cabeza de humano volaba hacia una vela encendida. En el reducto empezó a sonar el score de La Pantera Rosa (1963).
Era tiempo de la fiesta de Los Rusos Hijos de Puta. Con un poco de demora, el telón se abrió al grito unánime de hijos de puta. Lo último que se esperaba era prolijidad, todo indicaba que iba a ser un caos; no obstante se presentó el disco en orden, de “Snowball” hasta “Hambre”.
Se puede decir que la jornada estuvo dividida en dos partes. En primer lugar, al igual que en el álbum, los tracks iniciales, de carácter corrosivo, reventaron de energía a los presentes. Abundaron los mosh, los pogos y las tetas al aire. Sí, una suerte de premisa que fue gestándose a través de las diversas redes sociales del grupo pedía, tanto a mujeres como hombres, desinhibirse y mostrar las tetas. “De chiquitos tomaban la teta de su madre, ¿no?”, decía Luludot Viento.
“Ésta va para mi abuelo, un anarquista con las bolas bien puestas”, exclamó con énfasis el guitarrista Julián Desbats dando inicio a “La federal”, uno de los tracks más celebrados de la noche. Por momentos se sumaba la productora Lucy Patané en segunda viola.
Si hasta el momento era una fiesta, la seguidilla final y ensordecedora de “Nada”, “Bien bien bien”, versión porteña de “Well Well Well”, de la John Lennon/Plastic Ono Band (no sólo aprobada burocráticamente por la mismísima Yoko Ono, sino también con su visto bueno), “Los pibe” y “Hambre” terminó por desarticular la poca coherencia que quedaba en Uniclub.
La segunda parte del show tenía a los protagonistas más relajados –y borrachos- entonando las canciones de “Hola” (2013), su primer EP. Ya en plan Walas femenino, Luludot pidió que se apagasen las luces y que “se sienta la soledad”. Flor Mazzone, desde los tachos, al igual que el bajista Santi Mazzanti, también tomaron la batuta en diversas oportunidades. Los Rusos no tienen un capitán: todos en conjunto llevan el monstruo adelante.
Llegando al final se sumaron algunos invitados: Humberto, un viejito exótico y adorable que baila arriba del escenario (personaje que se presenta seguido junto a Los Espíritus). Mauro Duek, líder de Mejor Actor de Reparto, banda platense en alza, subió a cantar “Me caen todos mal menos mi novio”, que fue sellada por un beso rabioso entre Luludot y Desbats. Tanto los Amigo Invencible como Krupoviesa se sumaron en “Tu mami no me quiere” y “Carmelo”, respectivamente, mientras los integrantes rusos se iban tirando al público por turnos. Entre abrazos y arenga, la premisa de las tetas rigió e hizo doblegar al público dando por terminada la noche con una selfie mostrando las tetas y alzando los brazos al aire.
La rabia que sentimos es el amor que nos quitan. Para Los Rusos todo se reduce a esa máxima. Son una banda reaccionaria. Encajan en la escena y al mismo tiempo no. Su espectro es intrínseco por naturaleza. Son y no son. Durante la madrugada del sábado 10 de julio algo aconteció. Se supo ni bien dejaron de sonar los instrumentos y quedó todo a oscuras.
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