RESEÑAS

LOS ESTELARES en La Trastienda

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Bien de madrugada. No tan lejos del santelmismo cool o bohemio. El estigma platense sigue rondando una forma constante de entregarse a la canción. Esta vez en la Capital. Oigo. “Róbame esta flor / que ya pienso en huir / bríndame tu voz / y pide por favor que te cuente lo que tanto me asusta”. Extraño lugar. Personalísimo. Robaría esa canción, robaría su desconcierto y su romanticismo desaliñado para reivindicar errores, culpas o logros la mayor parte del tiempo.

ESTELARES es justamente un extraño lugar conocido con certeza o por una corazonada, que de tan desconcertante o indefinido se vuelve cotidiano, típico. Es cantar el invierno esquivando mariposas una larga noche que se vuelve mañana de abrigo. Si tan solo fueran menos CALAMARO y más WILCO, menos tangueros y más folk… En fin, cuestión de gustos y pertenencias.

Su paisajismo se trasluce en cada tema, ya sea en aquel comienzo energizante con “Fiestas de Alcoba” o “Me hundo”, o en la mismisíma “Extraño Lugar” o en “Mariposas”. Estamos frente a un grupo de rock que detalla melodías y pule letras para que encajen sin ser forzadas, poniendo la fuerza únicamente en los tensos momentos, donde la influencia primal de LOU REED y los arreglos sutiles a cargo de la guitarra de VICTOR BERTAMONI se lucen por igual (genial la remera de CROSBY, STILL, NASH & YOUNG que lucía, un lujo que ¡morite de envidia MINIMAL!).

La voz de MANUEL MORETTI corta el aire, detona el temple en cada canción, desde la fragilidad de una pronunciación sentida, desde el descontracturado afán por poner el nervio en confesiones, en bellezas pequeñas e historias mínimas, tragedias o dulzuras en formato de road movie.

Acompañados ocasionalmente por el ex – gorrión RODRIGO VELAZQUEZ, el show entrega postales cien por ciento entonables como “Disco Pub”, “Mar del Plata” o “Moneda Corriente”, mientras que el público devuelve atención y voces. No faltaron novedades de “Sistema Nervioso Central”, disco al salir en el mes de agosto, ideal para una obra que se vislumbra más rockera y recrudecida que lo habitual.

Distendidos por demás, hubo tiempo para el tangazo “Camas separadas”, austera reivindicación de género que el grupo arriesgó en el casi olvidado “Amantes suicidas”, esta vez improvisada por MANUEL y VICTOR enfrentándose a las complejidades de la memoria. Los roces con los punteos alla TELEVISION y de repente una férrea inspiración en el brit rock no hacen más que completar un cuadro deluxe en cuanto influencias.

Infaltable desde unos shows a esta parte, el cover de ”Pronta Entrega” hace las veces de homenaje y explicación a muchas de las vueltas compositivas de un grupo que se encomienda a FEDERICO y su conducta musical, desde la admiración y el recuerdo. El final fue con ”Ardimos”, marca de un desenlace anunciado.

Acostumbrados a la conjunción de una poética sentimental y una música igualmente verborrágica y apasionada, los últimos años marcaron el resurgimiento del grupo, tras el revelador comienzo con aquel “Extraño lugar” por el ‘96, el de la tapa con corazón a trasluz del cuerpo, imagen de todo un disco que no hacía otra cosa que eso, justamente, mostrar el corazón trasluciendo. Tal cual ahora, el tiempo no pasa.

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