RESEÑAS

Los dueños del reggae en el Luna

Por  | 

Alem y Bouchard

Hora de la cena. En las inmediaciones del estadio predominaban grupos de jóvenes y padres con sus hijos. El merchandising en esa manzana constaba de coloridos gorros de lana, golosinas y reventa de entradas (otro negocio para los buscavidas en tiempos de ganarse unos mangos a cualquier precio).

Sin cadenas sobre los pies

Diez minutos después de lo anunciado (¡Bien por la puntualidad!) se apagaron todas las luces y las gargantas pegaron gritos eufóricos. El 80 por ciento del estadio estaba lleno y se notaba.

Relampagueo de luces blancas sobre el escenario. El primer tema, No te pares, mostró a un sonriente BAHIANO vestido de campera celeste y pantalones oxford. Paso seguido complicaron y aturdieron a los presentes con Parate y mira.

Un comienzo contundente a base de hits como para despertar hasta a los muertos. La respuesta del público fue absoluta, pero limitada por los asientos que ocupaban todas las localidades del Luna. Movida rasta fari, Nada te importó y Runaway fueron los que venían en la lista. Fiesta de baile y cantos. La temperatura seguía subiendo cada vez más y llegó el Torito. Para que no se apagaran los ánimos siguieron con Mi Flor.

Medianoche reggae

Promediando el show se cerró el telón y quedaron como únicos protagonistas el BAHIANO y JUANCHI (empuñando su guitarra acústica) e interpretaron una versión unplugged de Waitin. Transitaron la parte más tranquila de la noche con unas Pupilas lejanas, Cerca de mi y Bolero, pero ya con la formación completa de la agrupación amotinada en las tablas.

Después levantaron el termómetro de la manada con La hiena y Hacé lo que quieras, entre otros. Muy pocos se mantuvieron inmóviles. Pasa que la mayoría de las canciones son pegadizas.

Unas más y no jodemos más

A las 23.45 amagaron irse. El público estaba muy caliente. Enseguida nacieron los cantitos desde la popular: pan y vino pan y vino, el que no grita PERICOS para que carajo vino y el ole ole ola, LOS PERICOS, es un sentimiento no puedo parar.

Cinco minutos después retomaron bien arriba alimentando a la masa perica con Nada que perder. La gente explotó durante los bises. Arrancaron con Desde cero y El ritual de la banana (de su primera producción del 87).

En síntesis (Gracias Santo)

La calidad del sonido del Luna Park es imponente, pero desde la ubicación de la cabecera (salía $15, la entrada más accesible) no se escuchó bien por el rebote del sonido. La gente sin embargo aplaudió tema por tema, será porque la popular es así. El BAHIANO se cansó de agradecer a los presentes todo el tiempo. Más allá de eso no hubo más contacto con los seguidores.

El balance fue más que positivo. La banda no se estanca y sigue creando hits, aportó toques de música electrónica y ska a las canciones. El fin de semana pasado culminaron las presentaciones de “Desde Cero” en el Luna Park. Desde abril hicieron cinco noches a estadio lleno. El sueño del pibe se cumple hace rato para estos pajarracos que llegan a las masas dando cátedra en materia de reggae.

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