RESEÑAS
Lord of the ska
Parafraseando a Fabio Alberti en Todo por $2: ¿Qué nos pasa a los argentinos? ¿Estamos todos locos por el reggae y el ska? ¿Ahora resulta que los WAILERS pueden llenar Obras sin BOB MARLEY? ¿Y que miles de jóvenes son capaces de viajar kilómetros y subir montañas para escuchar a las bandas del Festival Oye Reggae? ¿Y que RICO RODRIGUEZ, MIMI MAURA y LOS CAFRES son pasión de multitudes? ¿Y que LORD TANAMO a los 70 años y sin los SKATALITES hace delirar a todo Niceto un sábado a la noche?
La respuesta en todos los casos es un sí rotundo. El reggae y el ska pasaron de ser de una moda veraniega a convertirse en un ghetto dominado por puristas del género, y ahora hay un sincretismo entre los dos estados anteriores: buena música y fenómeno masivo. Ahora se entiende por qué la ola de calor no se va del país.
Con el fin de la convertibilidad a la Argentina comenzaron a llegar artistas que perdieron su popularidad hace décadas, lejos de sus picos creativos, o que se dedicaron solamente a pasar música cuando en la mayoría de los casos no era su especialidad. Básicamente fue un aluvión de piolas que bajaron bien al sur del mundo para llevarse algunos pesos no dolarizados y ser tratados como estrellas internacionales cuando ya nadie se acordaba de ellos en ningún lugar. El miedo a priori era que LORD TANAMO fuera uno de esos trotamundos que viven de glorias pasadas…
Recién salió a la 1:45, cuando algunos ya comenzaban a impacientarse. Alto, flaco, con un look juvenil, simpático y locuaz, LORD TANAMO podría formar parte de un BUENA VISTA SOCIAL CLUB de Jamaica. Habla unas palabras en castellano, canta sobre Buenos Aires y Argentina, cuenta historias sobre BOB MARLEY y PETER TOSH, improvisa Yesterday de los BEATLES con ritmo ska, y su voz está en un estado que envidiarían muchos chicos de veinte años.
Su banda argentina suena dinámica y compacta y todo parece estar saliendo bien, pero… Hold on, hold on. Con esas palabras para una y otra vez los temas para darles indicaciones a sus músicos y tararearles arreglos de viento que quiere que hagan. Una vez es simpático, dos es gracioso, pero interrumpir una de cada dos canciones llega a ser anticlimático.
Are you in the mood for ska?, pregunta. Por supuesto, la respuesta es un gigantesco ¡Yeaaaaaaaaah! que da paso a I’m in the mood for ska, el clásico de los SKATALITES. El público enloquece y LORD TANAMO se dedica a estrechar las manos de los que están más cerca del escenario. ¡Y también baila! ¡Y lo hace con gracia, para envidia de los jóvenes que no sabemos dar dos pasos sin caer en el peor de los ridículos!
Es una verdadera big band de ska, con mucha percusión y vientos, un teclado ágil, el bajo gordito y saltarín y las guitarras que marcan el ritmo y se atreven con solos finos, jazzeros. Demuestra que es un verdadero lord. Un crooner, un loco lindo que gana con justicia el ¡Ooooooh, vamos TANAMO, TANAMO, TANAMO, vamos TANAMO! que lo premia.
Sorpresivamente a los cuarenta y cinco minutos de show avisa que va a hacer una pequeña pausa para cambiarse y se retira, al igual que la banda que lo acompaña. Después de todo es una persona mayor y debe querer descansar. Pero pasa el tiempo y no da señales de vida. ¿El refrán Lo bueno, si breve, dos veces bueno vale también cuando se pagó una entrada de 20 pesos para un recital que duró menos de una hora? Pasan 15 minutos y se escuchan los primeros chiflidos. 20 minutos, y agradezco el haber entrado acreditado. Ya no me resulta un hombrecito tan simpático. Es más: bastante turro resultó el viejo gagá.
Cuando falta poco para las 3 AM reaparece. Efectivamente se cambió. Ahora luce un traje impecable y un sombrero que le dan un aspecto de dandy de los años 20. Mis pensamientos negativos sobre el gran LORD TANAMO se evaporan instantáneamente, y hasta siento culpa por haberlo llamado turro y gagá en mi mente. Retiro lo no dicho.
Toca Big trombone en homenaje a DON DRUMMOND, el fallecido trombonista de los SKATALITES (no es el único skatalite muerto) y hace en clave ska Save the last dance for me, el clásico soul escrito por DOC POMUS y MORT SHUMAN en la década del 60 y el baile se hace inevitable. Más tarde canta a capella y emociona a sus propios músicos, que se acercan a felicitarlo.
Sigue payaseando cuando canta, se pone el sombrero de costado (parece ROBERT JOHNSON visto de lejos) y hace más éxitos de su vieja banda como Had a dream last night. A pedido del público, que pese al calor y la humedad quería seguir de fiesta, repitió Save the last dance for me (esta vez con invasión de bailarines) y I’m in the mood for ska.
El ¡Ooooooh, vamos TANAMO, TANAMO, TANAMO, vamos TANAMO! que lo despidió cuando se quedó solo y sonriente en el escenario fue la prueba más clara de que fueron muchos los que estuvieron in the mood for ska.
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