RESEÑAS

Lollapalooza Chile – Día 1

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Y sí, nos vamos quedando atrás, muchachos. En muchos ámbitos, lo sabemos hace rato. Una vez más fuimos superados por un país vecino, esta vez en el terreno musical. Perry Farrel se enamoró de Santiago y su Parque O´Higgins y en el vigésimo aniversario del Lollapalooza -festival creado por él- decidió exportarlo hacia Chile. Hasta ahí una linda historia, pero aunque nos quieran hacer creer lo contrario, éste también es un país del tercer mundo y cada tanto muestra la hilacha. Los chilenos, felices, copando el predio desde temprano, junto a extranjeros y prensa haciendo cola de (literalmente) tres horas para entrar. ¡Tan entusiasmados con ver a Steel Pulse, Cypress Hill y James que estábamos! Nada de eso, señores: a perder tiempo debajo del sol y este cronista que llora por tener tan cerca a James y no poder verlo.

Finalmente logramos entrar, estamos acá para disfrutar; el lugar es gigante, búsquenlo en Google Maps. Es impresionante y se aprovecha cada lugar: dos escenarios principales, uno a cada lado del Movistar Arena que funciona como escenario electrónico. También se utiliza el teatro La Cúpula. Hay cosas para todos los gustos; videojuegos, deportes extremos, ofertas gastronómicas, zonas de relax. Se nota cuando invierten un billete.

Lo primero que llegamos a ver es The National, banda heredera del sonido Joy Division (una más y van…). Aparentemente, si bien hace rato que vienen dando vueltas, ahora están en su pico de popularidad, tocando en horarios centrales en los principales festivales. La banda suena bien; tal vez lo malo del grupo sea estar condenado a este revival post punk que anda pululando por ahí.

Los que no tienen ningún revival ni comen de ninguna escena son los Deftones. Siempre en la suya, una de las mejores bandas en vivo de la historia. Punto. Ah, y -perdonen las damas- la que tiene más huevos. Gracias a un sonido asesino, claro y preciso (productores locales, tomen nota), no se andan con rodeos. Chino Moreno sigue gritando como el adolescente enojado que conocimos; el tipo es increíble y no hay explicación para entender como canta de esa manera. De la cosa melódica lúgubre y los gritos más desgarradores de la escena. El último disco, “Diamond eyes”, es un claro ejemplo del gran momento del conjunto, que después de ciertas adversidades suena fresco, juvenil, inspirado. Claramente era la banda más esperada de la jornada. Y verla mientras el sol se va poniendo, cual video de “Minerva”, es una experiencia reveladora. El punto fuerte es una gran versión de “Back to School”, junto a Sean Dogg, de Cypress Hill.

Y como somos unos locos barbaros, y no tenemos línea, pasamos del pogo furioso al baile con Fat Boy Slim, sin dudas el DJ más mainstream de todos y el que más se divierte en vivo. Y vemos la constante del festival: claramente el público de Norman Cook no es el mismo que el de Deftones. Lo mejor de lo mejor está en la pista de baile, hablamos de carne, claro está; cabe mencionar que curiosamente lo más destacable sea la representación argentina. Bueno, y Brasil también, seamos buenos. Una lista bien arriba, mechando clásicos suyos; el show empieza con “Praise You” y en el medio mete cosas como el tema de “La balada del pistolero”, esa de Antonio Banderas. En ese momento hasta tenia onda, eh.

De ahí al escenario principal a ver cómo va el show ATP de The Killers, que se reunieron especialmente para este evento mientras Brandon continúa su carrera solista (que la verdad tiene mucho puntos en común con su banda). Un set directo y al grano; es una buena banda, de buenas canciones que le gustan a todos, que tienen ese espíritu ochentoso impregnado. Suenan como si no hubiesen tenido un año sabático. No hay demasiadas sorpresas; alguna reversión como la de “Spaceman” y después la catarata de hits: es increíble la cantidad que tienen sólo con tres discos. Los muchachos saben lo que hacen.

Fin de la primera jornada. Ya les contaremos todo lo que pasó en la segunda.

azafatodegira.com

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