RESEÑAS
Las lentes son por el sol

El sistema de ventas Tickecanasta, además de no servir para nada de nada, acabó para siempre con la creatividad gráfica de las entradas. El trabajo estético que se aplicaba a las mismas, salvo excepciones, ya no existe. Otro soporte devorado por el mercado. Comentario errado para comenzar una crónica; que me importa. Mirá como te la hilvano: los ticket en cuestión anunciaban a las 19 horas, pero a esas horas la gente ocupaba bares, kioscos y esquinas de la zona, como negándose a aceptar que una banda de maldito rock deba tocar a la hora de la merienda.
Finalmente, nueve y pico, LAS PELOTAS on stage. “Basta”, “Desaparecido”, “El fantasma no muerde” y “Hoy me desperté” son las primeras cuatro. Salen pegaditas, sin respiro, empujándose.
Luego de ellas, GERMÁN rompe con su habitual silencio, se quita los anteojos y se dirige al espectador. Y dice:
a) que ALEJANDRO está atravesando por un proceso de rehabilitación.
b) que ALEJANDRO es su amigo y que todos, banda y público, esperan que se recupere y vuelva a cantar.
c) que los soretes que hablan pelotudeces se pueden ir a la puta que los parió, que no saben una mierda de lo que pasa, y
d) que los que firman en la página podrían dejar su nombre y dirección, así se les puede contestar.
Fin de la cuestión. GERMÁN parece haberse descargado. Vuelve a colocarse las lentes. Se viene “Tormenta en Júpiter”.
La ausencia de SOKOL obliga a la banda a revisitar canciones que suelen quedar fuera de la lista. “No me acompañes”, “Blancanieves” y “Peces” vuelven a sonar, para el agrado de los habitué.
Algunos otros pasajes ya son un clásico: la melancólica aridez de “Cómo se curan las heridas”, o la introspección a la que te conducen los mejores reggaes del país, “Transparente” y “Saltando”, momentos en los que podés cerrar los ojos o bien abrazar a alguien o sino desplegar un poco las alas. Con “Hawaii” y “Uva, uva” pinta la joda. Amerita una cerveza. ¿¡Qué, venden birra!? ¡Pero que digo gol, Fabbri!
A falta de frontman, GABRIELA es la que encara a la gente, cantándole, agitando, trabajando sobre su enorme bajo de voluminosos graves y omnipresente sonido. Y arriba a la derecha hay una figura que va ganando protagonismo. Es ALEJANDRO GÓMEZ, el comodín multiuso, que si quiere te toca trompeta, congas, accesorios, guitarra, mete coros y que ya sale en las fotos del grupo, ahí paradito al fondo, como quien no quiere la cosa. Una gran incorporación.
Momentitos de gloria se sienten con “Rompiendo la puerta”, temazo número tres de “¿Para qué?”, y con “Grasa de chancho”. Y el amague de que “me voy pero todos saben que vuelvo” es con la tranquila “Sueños de mendigos”, entre humo y luces rojas, todo muy así para flotar.
De regreso a las tablas, el teclas SEBASTIÁN SCHACHTEL pela el acordeón para redondear la suave melodía de “Cuando podrás amar”. Y bueno, otra vez a cerrar los ojos. “Los cinco magníficos”, en versión renovada y power, es la elegida del repertorio de SUMO. Con “Shine” todo termina.
Por razones obvias faltaron algunas canciones, las que complementan y marcan el equilibrio. Las que logran esa versatilidad tan única ¿Pero que se le importa? Son LAS PELOTAS, vieja, siempre precisos, siempre emotivos. Los pibes de EL ACOPLE amamos LAS PELOTAS, sepánlo. Un abrazo a ALEJANDRO, muchachos, nos vemos en la próxima.
1 Comentario
Tenés que estar logueado para escribir un comentario Iniciar sesión