PELÍCULAS
Laberinto de mentiras: héroes en el silencio
En medio de un escenario mundial que parece ser producto de un horrible y vívido déjà vu cercado por vallados de horror y espanto, llega a la cartelera esta película alemana que materializa y reivindica el mito de que, también, el silencio es complicidad.
Llegan noticias desde el Viejo Continente, y constantemente dan prueba de que el ser humano es una de las especies más decepcionantes y con menos memoria del planeta. Los miserables agolpándose en los vallados electrificados, arrumbados en los trenes, esperando a ser repartidos como bultos indeseables a eliminar, nos recuerdan a una de las épocas más vergonzantes, horrorosas e injustas de la historia del mundo: el Holocausto. Los campos de concentración, el hambre, la desesperación y la muerte como una visita recurrente, parecieran reproducirse entonces en las imágenes que se venden en las tapas de los diarios hoy día.
Decía Proust, el nostálgico de la magdalena, que “en nuestra memoria hay de todo: es una especie de farmacia, de laboratorio de química, donde por casualidad se consigue, a veces, una droga tranquilizante, a veces un peligroso veneno”. Tal vez sea por eso que la sociedad decidió silenciar aquellos venenos soporíferos y esconder las páginas negras de la historia sin tener el cuenta el peligro de que se vuelvan a escribir.
Eso pareció haber pensado Christian Petzold, cuando el año pasado concibió «Phoenix», la película alemana que se alzó con el primer premio FIPRESCI, en el Festival de San Sebastián 2014. Petzold nos traslada a Berlin, en 1945, cuando apenas empezaban a enfriarse los cañones y el enemigo emprendía la retirada, y Nelly (Nina Hoss), una cantante que fue denunciada por ser judía y como consecuencia enviada a Auschwitz, regresaba en la búsqueda de su esposo.
A pesar de haber sobrevivido a la barbarie nazi, tiene el rostro destrozado, y con la ayuda de una amiga pagará una cirugía para volver a ser, como si pudiera, quien era antes de la guerra. Volverá entonces a encontrarse con su esposo que no la reconocerá, y que, como el resto del pueblo y de su entorno, buscará borrar todo rastro y evidencia de la existencia de los campos, para que a pesar de los millones de víctimas del nazismo, el romanticismo de los pueblos germánicos resurja en sus círculos íntimos.
En «Im Labyrinth des Schweigens» («Laberinto de mentiras» en nuestro país), Giulio Ricciarelli fue por más. No solamente quiso retratar el olvido voluntarioso y forzado de un grupo de personas, de familiares y amigos como en el caso de Petzold. Ricciarelli tomó el silencio de toda una nación y demostró cómo sustentaron la complicidad necesaria para perpetuar el horror, y sin reproches ni sinsabores convertirse en la nación capitalista y moderna que aspiraban ser.
Basada en la historia real de los fiscales alemanes (del fiscal general Fritz Bauer y los fiscales Joachim Kugler, Georg Friedrich Vogel y Gerhard Wiese) que en 1963 y después de Nüremberg , cuando ya todos pensaban que la cosa había sido juzgada, realizaron el enjuiciamiento de los oficiales, soldados rasos y partícipes necesarios de Auschwitz que continuaban en libertad, Ricciarelli retrata en este necesario y complejo escenario de conspiraciones, la red de cómplices que en silencio, sustentaron el idilio de un nacionalismo que, mientras quienes habían regresado de los campos nunca podrían vivir en paz, llenaba de colores, música moderna y nuevas tendencias las cosmopolitas ciudades de la pretendida nueva Alemania.
Con mucha valentía, desnuda las conexiones que permitieron que los verdugos de los campos anduvieran libremente gozando de la droga tranquilizante a la que sometieron voluntariosamente a la memoria del pueblo alemán. Así, nos da una dosis de su propio veneno, y con actuaciones formidables (se destacan las de Alexander Fehling, Andre Szymanski y Friederike Becht) y una fotografía maravillosa, nos llama a la reflexión: después de todo, el silencio siempre fue y será complicidad.
FICHA TÉCNICA:
«Im Labyrinth des Schweigens» (Alemania, 2014)
Dirección: Giulio Ricciarelli
Guión: Elisabeth Bartel, Giulio Ricciarelli
Reparto: Alexander Fehling, Andre Szymanski, Friederike Becht, Johannes Krisch, Hansi Jochmann, Johann von Buelow, Robert Hunger-Buehler, Lukas Miko, Gert Voss
Duración: 122 minutos.
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