RESEÑAS

La Nº10 para Millencolin

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Desde muy temprano la esquina de El Teatro Flores empezó a colmarse de jóvenes ansiosos que esperaban de a montones que se abrieran las puertas del local. La vereda se convirtió en pocos minutos en un desfile de adolescentes con gorras, bermudas, tachas y tablas. No por nada, el nombre del grupo deriva de la palabra melancholy, que es el nombre de un conocido truco de skate.

En esta ocasión, a diferencia de los anteriores conciertos en 1998 y en 2008, el repertorio elegido por Millencolin se centró en los temas que forman parte de “Pennybridge Pioneers”, su disco más exitoso que cumplió su 10º aniversario en 2010. Con los clásicos de sus álbumes “Same old Tunes”, “Life on a Plate” y “For Monkeys” completaron el set list.

Cerca de las 19 comenzó la presentación de las bandas soporte. Salida, Mentes maestras, Enjoy this ride y Rodia fueron las encargadas de entretener al público y calentar el clima previo, ineludiblemente a puro punk rock y melodías pegadizas.

A las 21, mientras todo parecía estar perfectamente dispuesto para el inicio del show principal, el público que rebalsaba vehemente los rincones de la sala empezó a corear “Millencolin, Millencolin, Millencolin”. Todos dejaron de cantar cuando las luces se apagaron, el telón se abrió y aparecieron la siluetas de los músicos: Nikola Sarcevicque (bajo y voz principal), Erik Ohlsson (guitarra), Mathias Färm (guitarra) y el baterista Fredrik Larzon.

Arrancaron con “No Cigar”, uno de los himnos del cuarteto heredero de las playas californianas y tema favorito de Nikola y Mathias, y explotó el Teatro. El tercer corte de “Pennybridge Pioneers” es una maravilla del rock con matices punk y un coro muy pegajoso. Por momentos la voz del frontman quedaba completamente revestida por el volumen de los coros masivos: “And I won´t waste my time fitting in, cause I don´t think contrast is a sin”. Siguieron “Fox”, característico por su estilo pop punk con doble sentido, y “Material Boy”, una pieza tradicional de punk rock: corta, rápida, con una crítica severa al modelo consumista hegemónico. Fue de las más festejadas por los fanáticos, que no paraban de hacer pogo.

El momento más poderoso de la noche llegó de la mano de “Penguins & polarbears”, catalogada por excelencia como el himno y la principal pieza del disco aniversario. Este tema, que hace referencia a la construcción permanente de universos binarios de significado, tiene una base punk rock, pero más lenta que de costumbre. Si los fans venían demostrando devoción, enloquecieron mágicamente cuando sonó el hit.  

Siguieron, tal como en el álbum, “Hellman”, “Devil me” y “Stop to think”, canción que hace referencia a la necesidad de valorarse y creer en uno mismo, y tiene una de las mejores introducciones. Para completar el itinerario previsto, sonaron“The Mayfly”, “Highway donkey”, “A – Teen” (canción tristona si las hay) y “Pepper”. En aquel instante descendieron las luces y en escena solo permaneció Nikola, quien en vez del bajo se colgó una guitarra electroacústica. La ovación y los alaridos indicaron que lo que venía a continuación era “The ballad”. La audiencia aprovechó el silencio circunstancial para entonar uno de los típicos jingles argentinos que se adapta a cualquier tipo de circunstancia: “Oh Millencolin es un sentimiento, no puedo parar”. Por unos segundos, Nikola fue el espectador que observaba sorprendido y emocionado lo que estaba ocurriendo. “I feel like Maradona (“Me siento como Maradona”), dijo oportunamente como forma de agradecimiento.

Rápidamente sonaron sencillos de sus otros discos: “The story of my life”, “Friends till the End”, “Killercrushde” y “Bullión” (“Life on a Plate”); “Mr. Clean” y “Dance Craze” (“Same Old Tunes”); “Vixen” (The Melancholy Collection); “Random I am” (“For Monkeys”) y “Black Eye” (“Home from Home”).

El espectáculo fue contundente y satisfactorio, no solo porque ejecutaron sus mejores trabajos y demostraron mantener un estilo propio que los define, sino además por la calidad brutal de los fanáticos que se entregaron incondicionalmente y acompañaron la energía de los Millencolin.

Redacción ElAcople.com

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