RESEÑAS
La música es el mensaje

Son canciones desconsoladamente punks – emo – hardcore – skate rock, o como quieran llamarles, crecidas en calles transitadas a ritmos veloces, entre optimistas y entristecidas. Son canciones que esconden una inevitable verborragia sentimental, una extraña conjunción de desesperanzas, melodías, fuerza y un hablar certero.
Fueron una veintena de temas sonando una tarde de domingo, en Capital, oyéndose encerrados, pero como anhelando el sonido de la libertad. En escena tenemos a ETERNA INOCENCIA como la banda de sonido para el despertar del cansancio gris, como el placer de cantaryescribir canciones que nadie querría haber cantadoniescrito alguna vez, algo así como caer a lo golpes y levantarse una vez, caer a los golpes y levantarse otra vez, caer a los golpes y…
“Nuestra fronteras”, “A Elsa y Juan”, “Le pertenezco a sus ojos”, “La muerte pobre”, méritos de GUILLE, TATAN, ROY y PABLO, suenan como suena el complejo trabajo de acelerar melancolías, verdades y realidades hasta hacerlas sensibles, críticas, decisivas.
Entre 7 SECONDS o BAD RELIGION y el popularismo poético de SILVIO RODRIGUEZ, así de extraño se siente, domando injustas, ternuras, nostalgias e historias de barrios, pueblos, casas y provincias que no se escuchan fácilmente. De eso se trata ETERNA INOCENCIA, y justamente por eso es que se vuelve valioso encontrar en sus palabras el ansia de ver, sentir y cambiar dentro nuestro y más allá.
Y a un lado de las canciones están los libros, los zines, BAKUNIN, MALATESTA y el anarquismo como impulso motor, las referencias musicales y las demás; BOB MARLEY y las revoluciones, los viajes, América, el interior, el conocer realidades distintas, el compromiso, la libertad, el under, la actitud.
En fin, todo construye el ideario de ETERNA INOCENCIA y esa conjunción tan particular dicta el devenir de sus discos: desde los primeros, más cercanos al HC y al skate rock, a los últimos, abiertos al reggae y la amplitud musical, pero punks en su escencia.
En El Teatro cerraban la gira latinoamericana y presentaban “Cañaveral”, ep adelanto del próximo disco. Caluroso, acalorado y caliente, el show duró poco más de hora y media y transcurrió por temas clásicos como “Cuando pasan las madrugadas” y novedades, como “Pablo” (dedicada a NERUDA), “Estoy herido en mi interior” (que junto a “Tómalo con calma” y una versión punk de “No woman No cry” completaban el segmento en memoria del gran BOB y su mensaje); más la canción que titula al nuevo Ep (cuasi conceptual y en vínculo directo con el tema de la sobreexplotación obrera en los ingenios azucareros del Noroeste argentino).
Entre segmentos instrumentales, creatividad, canciones logradas, versos e historias recogidas del camino y la búsqueda, más un ofrecimiento del ciento por ciento, el grupo se desprende de la apatía y la reiteración de una escena y con mucho, ETERNA INOCENCIA sorprende y embellece su forma de sentir.
La música es el mensaje, como decía aquel viejo disco de la también vieja escuela, y es bueno saber agradecer a ETERNA INOCENCIA sus canciones, en primer y definitivo lugar, más que nunca; y el mensaje después, la reflexión, la ausencia de palabrerío y la vista levantada, la mirada hacia adelante.
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