DISCOS
La fuerza de las melodías

“Puedo equivocarme, tengo todo por delante” reza un verso del tema que le da nombre a la placa, como si este quinto álbum solista significara un nuevo comienzo. Y en cierta forma lo es. Cerati hizo bien las cosas, luego de “Ahí vamos”, su mejor disco en solitario. Se sacó de encima el karma de la reunión con Soda Stereo (un fantasma que lo perseguía desde aquel mismo 20 de septiembre de 1997). “La presión de ser Soda es pesada. Pero ya está. Ya me saqué las ganas. No me vengan a romper las pelotas. ¡Olvídense de Soda!” declaró recientemente en una entrevista.
Para los que disfrutaron con “Ahí vamos” se encontrarán con un disco muy distinto. El primer gran solo de eléctrica se escucha en los segundos finales de “He visto a Lucy”, nada más y nada menos que el último tema. Las guitarras están en un segundo plano, o mejor dicho son las acústicas las que se lucen en función de las melodías. Arpegios y otros arreglos se destacan en todo el álbum acompañando al gran letrista que siempre ha sido Cerati. Justamente en “Deja vu”, el primer corte, sentencia: “La poesía es la única verdad”.
El propio Gustavo lo define como “un disco de viaje, de carretera. Más solitario que ‘Ahí vamos’, más celebratorio”. Y al escucharlo esa es la sensación, el álbum parece ideal para poner en pleno camino por la ruta, con el viento golpeándonos la cara. Inmejorable marco para escuchar estas trece bellas melodías de fondo, porque son las composiciones las que brillan con luz propia.
Sin embargo, es probable que sintamos la falta de alguna canción que nos despabile y rompa con la tranquilidad. Lejos de un electroshock, “Rapto” es el tema que más sacude.
“Crimen” tiene aquí su equivalente. Un colchón de teclados acompañando una suave guitarra, y hasta una lap steel construyen la balada “Sal”, que conmueve tanto como aquel hit, y se postula para próximo corte de difusión. “Magia” es otro de los puntos altos, con una interesante letra que remarca este nuevo comienzo optimista: “hoy el viento sopla a mi favor”, canta el ex Soda.
Decíamos que Cerati es un buen letrista, pero no está solo en este disco. Su hijo Benito vuelve a colaborar (recordemos que co-escribió junto a su padre el hit “Adiós”, del anterior álbum). En este caso aporta versos en cuatro temas, incluyendo “Fuerza natural”. Por su parte, Richard Coleman, eterno amigo, participa en “Naturaleza muerta” y en la hipnótica “Dominó”.
Sin la fuerza de “Ahí vamos”, pero con la naturalidad de buenas y sencillas canciones, Cerati se aleja del héroe de la guitarra y entrega un disco más maduro que logra llegar a buen puerto.
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