RESEÑAS

La flauta vigente

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Ian Anderson’s, el grandioso flautista y cantante de Jethro Tull, venía una vez más a nuestro país para deleitarnos con toda su magia.  En esta oportunidad, llegaba en formato solista aunque para interpretar las composiciones de su legendario grupo en versiones renovadas. 

Esto resulta algo extraño porque el grupo continúa en actividad y él sigue al mando del barco, a tal punto que estarán realizando un tour por Australia, Alemania, Canadá y Estados Unidos por los 40 años de la edición de “Aqualung” en junio y julio próximo. Pero a sus fanáticos poco les importaba esta situación ya que sólo querían disfrutar de su ídolo y por eso colmaron las instalaciones; por cierto, si bien el público que asistió fue principalmente de 40 años en adelante, sorprendió la buena cantidad de adolescentes y jóvenes que se acercaron. 

Entonces cuando los grandes músicos que lo acompañan –John O’ Hara (teclados, acordeón, percusión), David Goodier (bajo), Scott Hammond (batería) y Florian Opahle(guitarra)- subieron al escenario todas las generaciones presentes se acoplaron en una misma sintonía. Con Andersonal frente, desplegaron un set lleno de virtuosismo y buen gusto, además de focalizarse en el costado más progresivo de la banda. Desde las iníciales “Living in the past” y “A new day yesterday” dejaron en claro el camino. 

El sonido que obtuvieron fue fantástico desde el comienzo, generando que cada acorde se apreciará de manera justa y precisa. De este modo, los músicos pudieron desplegar todas sus ricas cualidades y su público embelecarse ante semejante demostración. En todo momento, Ianse mostró muy simpático y charlatán; por ejemplo, para la previa de cada canción tenía un comentario: por caso, en “Thick a brick” hizo referencia a 1972 como el año del rock progresivo con Genesis, King Crimson y ellos como referentes. 

Como comentamos anteriormente, este año se cumplen 40 años del cuarto disco de Jethro Tull, “Aqualung”. Entonces era sabido que el escosés nos iba a regalar varias perlas del aclamado álbum; las nuevas versiones de “Up to me” y “My god” sonaron más modernas, pero con la magia intacta. En estas melodías el acordeón ocupaba el lugar de los teclados, aunque sólo los más ortodoxos no aceptaron el cambio; igualmente el público aplaudía de pie cada interpretación, sobre todo en los hechizos de “Aqualung” y “Locomotive breath”. 

Al momento de los covers no interpretaron las habituales versiones de bandas de rock, sino que se fueron por el lado clásico y recordaron a Johann Sebastian Bach en dos piezas: “Bach’s prelude in C major” y “Bach’s toccata and fugue in D minor”. 

Mientras la salud este de su lado, Anderson continuará maravillando con su inagotable talento. Su música sigue vigente y las cuatro décadas de “Aqualung” ayudarán a mantenerla. Además, él disfruta en escena y sabe transmitirlo.

Redacción ElAcople.com

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