La crecida de Los Espíritus

El sexteto comandado por Maxi Prietto y Santiago Moraes presentó “Gratitud”, su segunda placa, en un Vorterix abarrotado. Sofía Viola se encargó de abrir la jornada.

Se puede decir que el show que brindaron Los Espíritus se dividió en dos partes. En primera instancia, presentaron su flamante álbum, motivo de la fecha en sí, de principio a fin: desde “La crecida” hasta “El palacio”. Así, pues, el sexteto mostró todo su arsenal con una profesionalidad remarcable.

El primer doblete fue de Moraes, ubicado con su criolla en el centro del escenario. “La crecida” y “Perro viejo” embriagaron el aire con boleros y tintes bluseros. Un tanto más ensimismado, Prietto se hizo con el micrófono y le empató el partido con “Mares” y “Alto valle”, donde floreció el costado más experimental y psicodélico.

Desde el fondo, los otros Espíritus cementaban una densa base atronadora: Miguel Mactas como segunda guitarra –sin contar la criolla-, Martín Ferbat en bajo, Pipe Correa con su peculiar estilo desde la batería y, finalmente, Fer Barrey en las congas en tremendo plan showman.

La lista siguió con “Gratitud”, track que bautiza el álbum, “Negro chico” con Moraes nuevamente al frente, y “Vamos a la luna”, uno de los picos más altos del show. El público cantó al unísono el pasaje de la aborigen: “El amor puede llegar si nuestros corazones se encuentran en paz.¿Cuándo? El día de hoy, en este instante. La luna llena es un buen momento”.

Dicen que los mejores covers son los que no se parecen en nada a la versión original. “Pelea callejera”, por Los Espíritus, dura casi el triple que la de 2 Minutos. Del punk al blues hay 3 minutos de diferencia.

“Las cortinas” y “El palacio” completaron el disco terminando de enarbolar un ambiente de western hipnótico. Prietto preguntó: “¿Tocamos unas más?” y dio inicio a la segunda mitad del show, la del cancionero típico del sexteto proveniente del disco homónimo de 2013. Se notó cómo todos se distendieron, la presentación de «Gratitud» había terminado.

Sonaron “Las sirenas”, “Los desamparados”, “Lo echaron del bar”, quizá el track más celebrado de la noche, y “Noches de verano”. Entre agradecimientos y risas, Fer Barrey lanzó una decena de remeras con la leyenda “Gratitud”. Se fueron y volvieron; los bises con “Jesús rima con cruz” y “La mina de huesos” fueron el cierre perfecto para redondear una noche inmejorable.

Francamente emociona que una banda que la viene peleando desde abajo llene por completo un reducto como Vorterix. A pocos días de terminar el año, Los Espíritus brindaron uno de los mejores shows de 2015.

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