RESEÑAS
La banda quiere rocanrol

La gran Babilonia crió a sus hijos, lejos de sus antiguos sonidos maternos. Hoy, el puerto tiene su propia identidad, buena o mala, pero la tiene. Ese sonido que se filtra entre las calles tal vez no sea la ansiada revolución cultural, pero el rocanrol sigue en pie.
¡A embriagarnos se ha dicho!
Al día le quedaban menos de dos horas, pero no iba a irse así como así. Entre las indemnes volutas doradas sobre los verdes palcos del Rocklub en el barrio de la Boca, las sombras, producto de la luz de las antiguas tulipas, aguardaban por la música.
El rock de SUPERCOCKTAIL empezó por aclimatar el frío que se colaba entre las rendijas de la puerta. “Rocanrol!” gritó una fanática del grupo. Pero para eso faltaba. Entre los acordes de guitarra, el aceitado ritmo de la batería y la voz que colmó el espacio pasaron ocho temas.
La experiencia tomó su lugar en el escenario. SINDICATO PORTEÑO, encabezado por el “Negro” CHARLY en voz, comenzó con el repertorio de doce temas. El matrimonio del blues y el rock da buenos resultados. Mejor aún si los desamores, la desocupación y el amor al barrio son los tópicos a tratar por una voz rasposa que por momentos deja pasar a las guitarras o la batería, sin dejar de lado a aquellos vientos que son melodías.
Nunca se acaba
Un torino fue la inspiración para iniciar el show. Los acordes de las guitarras de FAVIO MAGNO y MATIAS SALOMON acompañaron la voz de DIEGO BEISERMAN (sí, padre músico y famoso mil veces dicho, así que obviémoslo). La armónica de ARIEL DEDOVICH, dejada de lado en un par de temas, fue uno de los puntos fuertes en varios temas. Pero sin la batería de DAMIAN CASANOVA no hay ritmo, y GABRIEL GEREZ en los teclados dio el clímax en algunos tramos.
Dieciséis temas, más la yapa de “Nunca se acaba” luego del pedido del público, ocuparon las casi dos horas, mientras la RUSA repasaba temas del primer y del segundo trabajo ”Cueste lo que cueste” y ”Pura sangre”, tales como “Dulces Sueños”, “Jugador”, “Enciende el motor”, “Mi negra”, “Blues y rock”, “Pólvora”, “Cueste lo que cueste” e “Infierno”. Para que los más antiguos y los nuevos fans demuestren su devoción.
Como todo show, no pudo faltar un invitado. GERMAN WEIDEMER de MEMPHIS LA BLUSERA dejó sus manos libres sobre los teclados en el tema “Algo bueno”.
Poco antes que el show terminara, DIEGO se aseguró de agradecer por completo a sus seguidores. “Hacemos esto de corazón” dijo, no sin antes aclarar que todo era posible a sus fans.
“Nunca se acaba, nunca se acaba… ¡la banda quiere rocanrol!” pregonaba el público. Un tema más para que el grupo demostrara que para hacer felices a todos el rocanrol es lo mejor.
Afuera, un cartel desafiaba: “Quien quiere oír que oiga”. Esa noche, la ciudad oyó bien.
El tiempo no es lo de menos y la RUSA lo demostró. Un sonido prolijo no se logra de un día para el otro y la experiencia y práctica dan sus resultados. Un buen show que dejó a todos contentos. Por eso, no duden en la larga vida del rocanrol.
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