RESEÑAS

La ABUELA COCA cruzó el charco bailando

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Soportando a la abuela

Los primeros en ingresar al altar de Niceto fueron la gente de YICOS, que con un set prolijo y potente consiguieron que algunos pocos se paren de sus cómodos asientos y escucharan detenidamente su desempeño, aprobándolo finalmente. Luego fue el turno de los uruguayos de GAUCHO, que estuvieron en el escenario poco menos de una hora, en la cual pudieron mostrar su gran variedad de estilos, incluyendo algunos matices electrónicos que le daban un buen condimento a su extensa pluralidad.

La “nona” hizo la siesta…

…Y eso parece, porque sino no se podría comprender tal vitalidad arriba de un escenario, compuesto por nueve músicos hiperactivos, que con una gran variedad instrumental -cuatro instrumentos de viento, percusión, más los tradicionales-, junto a un enorme carisma logran establecer un poco tradicional “feeling” con su público, lo que desemboca en una alegre fiesta con diversas tonalidades arriba y abajo de las tablas. Se pueden encontrar fusiones entre el funk, la salsa, el hip hop, y el reggae, más condimentos propios de sus raíces como lo son el candombe y la murga, todo esto sin salirse del género de banda de rock.

Sonaron temas de sus tres discos: “Abuela Coca”, “Después te explico” y “El ritmo de barrio”, pasando así “Asesinos son”, “Roberto”, “El ritmo del barrio”, “Que pasa” -con bailarina incluida- y “Noche”.

A esta altura, eran pocos los que se podían quedar sentados, ya que era sumamente difícil mantenerse quieto ante tales latidos instrumentales que penetraban dentro nuestro, logrando hacer bailar aunque sea a algún pulmón agónico por tanto humo. Para alegría de esos pulmones, la banda se despidió, cerrando con el candombe “Walking”, coronando así una grata velada.

No hace falta decir que esta banda está en ascenso, los que asistieron a la última edición de Cosquín Rock lo saben.
ABUELA COCA está demostrando que Uruguay no tiene solo una banda en alza, simplemente es cuestión de animarse a escuchar lo que pasa en la otra orilla y salpicarse con su ritmo de barrio.

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