SHOWS
Kempff y Bébete el mar juntos

Primero el fútbol: una seguidilla de triunfos inapelables coronados un viernes de madrugada. Después el basquet: la epopeya de doce hombres para demostrarles al local, al dream team y a los siempre difíciles italianos (¿en qué competencia no son complicados?) que en el segundo deporte por equipos de importancia en el mundo Argentina… también figura entre lo mejor. En el medio, un tal “Camau” y un tercer título olímpico consecutivo; algo inédito por aquí. ¿Qué restaba, entonces, para ese sábado repetidamente épico? La respuesta rocker, sin dudas, estuvo en el Salón Pueyrredón.
El Songwriter de La Plata
Voz, guitarra acústica y una compactísima banda de bajo, guitarra y batería (notoriamente comprometida con la propuesta). No mucho más necesitó FEDERICO KEMPFF, el songwriter de La Plata, para subir al escenario del Salón y armar un set difícil de conseguir en Buenos Aires: melodías simples y tremendamente pegadizas que le cantan, por ejemplo, a esa chica que entra a tu habitación con ansia animal (“Pequeño animal”); a ese amigo que le decís todo lo que te enseñó (“Sergio”); o a esas huidas al campo que, por suerte, dejan tus angustias y temores atrás (“Tardes de sol”).
Más allá de su actitud palpablemente humilde, hay algo del espíritu GALLAGHER en la artesanía con que KEMPFF cuida y ejecuta sus composiciones (verlo en el escenario -campera de jean, ojos cerrados y micrófono alto- remite inmediatamente a la clásica posición LIAM). Aunque, también es cierto, su actualidad musical se nutre más de las empecinadas (pero sabias) enseñanzas de EL CANTANTE (“Son las nueve, yo creí que eran las tres/ está cantando Andrés y esa es la verdad”), de las imágenes de LUIS EDUARDO AUTE (versiona “De alguna manera”), y de esa emotividad algo melancólica pero intensa que proviene, en avalancha, desde La Plata (chequear los compañeros de ruta MANUEL MORETTI, FRANCISCO y JUAN PABLO BOCHATON, entre otros).
En ese sentido, sus nuevos temas (“Cerca mío”, “Sentir”), parecen salir de la misma horma espontánea, natural que las de su primer disco (“Tardes de sol”, 2003) y producen la sensación de que al trovador platense no parece costarle demasiado trabajo hacer sus siempre lindas y luminosas canciones.
Shup Shup Uh Uh!
Poco después de que KEMPFF finalizara su show, los BEBETE EL MAR salieron a escena. Suelen hacer fechas juntos, pero no porque sus propuestas se asemejen (aunque es indudable que ambos rinden culto al formato canción), si no porque… se llevan bien.
Con una formación que parece haber recuperado cierta estabilidad luego del reingreso del guitarrista MARIANO CORTARY, los BEBETE hicieron un show en el que combinaron temas de su segundo disco “Nouvelle” (2002) con otros próximos a editar.
Durante el recital, no podían faltar temas (ya clásicos) como “Corcel” y “Laika”, y tampoco los filosos punteos noise de TEBAN (guitarrista líder con pinta a HENDRIX glamoroso) en contrapunto con las guitarras rítmicas de MARIANO.
El antes y después ocurrió con la nueva y súper cantable “She Breaks” (título tentativo) que obligó a varios mover la cabeza cual niño hipnotizado y tararear el irresistible “shup shup uh uh!” del estribillo. ¿Si éste no es un hit, los hits dónde están? Otro buen momento del show fue con la hermosa “Canción de adiós”, en la que el cantante GERMAN BREA pudo cantarle, lánguido y roto, al nihilismo de una separación (“Odio los cimientos rotos/ quiero que me abandones/ a sangre fría/ estaré bien”). Desde su primera edición (en el mítico disco del Podestá), el tema merece figurar entre lo más destacado del indie nacional de los noventa (junto, claro, a “Alada” de OPIO y “Flasheado” de SANTI AMOR).
El show terminó con la alegre “Continente” (también de “Nouvelle”) en la que el carisma tímido de BREA se dio el gusto de repetir, como en un mantra pop, la existencia de un “continente para liberar”.
Primero KEMPFF, entonces, y los BEBETE EL MAR, después, animaron una doble fecha post olímpica que (aunque pequeña, artesanal y sin medallas deportivas) también contó con lo suyo a la hora de hacer pasar momentos sencillos y emocionantes.
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