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Kamelot: Refugiados en Colegiales

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El miércoles, en el Teatro Vorterix, el grupo progresivo ofreció un show entretenido y enérgico aunque nunca lograron brillar desde lo sonoro. Fue la tercera vez en el país, segunda con el noruego Tommy Karevick en las voces, con la excusa de mostrar las canciones de “Haven”, su nuevo disco.

En su visita de 2014 habían conquistado a sus fanáticos con un espectáculo formidable, así que para este regreso ya tenían resuelto buena parte del show. Desde que pusieron un pie en el escenario fueron recibidos muy cálidamente por un teatro bastante lleno.

Con los acordes de “Veil of Elysium”,  de su reciente álbum “Haven” (2015), Kamelot dio rienda suelta a la alegría y desde el acorde inicial demostró sus cualidades y sus años de experiencia. Pese a las deficiencias técnicas, igual pudieron destacarse y marcar esa diferencia que los distingue en el género power/progresivo.

Por momentos el audio alcanzaba mayor claridad, pero tiempo después volvía a sonar saturado. Tanto con la power «When the lights are down», la más oscura «The great pandemonium» o la sentida «Here’s to the fall», los detalles musicales quedaban atrapados y se perdían. Solo los estribillos tomaban color. Sus seguidores estaban tan enloquecidos que poco les afectaba.

Tommy es un frontman genial: tiene una gran voz, es simpático, carismático, fachero. Desde que gritó “Buenos Aires, quiero escucharlos” previo a a su aparición, ya conquistó a todos. Fue una gran elección del grupo luego del alejamiento de Roy Khan en 2011. Clásicos como «Karma» y «Rule the world» fueron interpretados de gran forma, y jamás se extrañó a su ex vocalista.

«Haven» fue un trabajo que les trajo muchos satisfacciones, por eso durante el set tuvo mucho lugar. El público conocía las canciones y las disfrutó, tal como se notó en «Insomnia» y «Liar liar (wasteland monarchy)».

La aparición de Alissa White-Gluz, cantante de Arch Enemy,  también fue otro punto que excitó a todos. No solo tiene un poder tremendo con su voz, sino que su presencia opacó al resto, a tal punto que el propio Tommy quedó por atrás.  En la hermosa “Center of the universe” o la clásica «March of Mephisto» se la vio en todo su esplendor.

Luego de los cortos solos de batería y teclado llegó «Forever», un clásico que sus fans aman y que ellos lo extendieron para generar un vinculo mayor. El cierre fue con «Revolution», «Manus dei» y «Sacrimony (angel of afterlife)».

Kamelot volvió a demostrar toda su capacidad y que pudo superar con creces la partida de su ex cantante, no solo en estudio, también en los directos, donde la banda se mostró fresca. Hay un futuro más que prometedor.

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Redacción ElAcople.com

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