RESEÑAS
Jueves, sin mirar atrás

La onda era after office, según la promoción de la noche en el ex Fantástico. La Fiesta Clandestina abrió un kiosquito estival para matar el bodrio de los muchos que se quedaron a ponerle el pecho a la ciudad, o bien a los que ya están de vuelta. Sin embargo, nada de maletines, ni trajes, ni rodetes. Polleras floreadas, minishorts, remeras sin mangas, pantalones bolivianos a rayas. Es que había tiempo entre la oficina y Groove para lookearse a tono. ¿Cuál? El de la música que mejor suena en esta temporada; esa que hace bailar a los pibes y calienta los sentidos de las chicas. Según el dj de turno, Manu Chao, Les Negresses Vertes, por ahí un tema de los Redondos, de nuevo Manu Chao, pero con Mano Negra… En el escenario, Onda Vaga.
El quinteto de voces, cuerdas y vientos tiene algunos invitados que (habitualmente, en cada recital) aportan tuba, percusión, bajo/contrabajo y trompeta. También hubo un beetboxer, ¿Diccionario?: anotá, Calle 13, ¡es el mejor nombre para un rimador! Entonces, así se muestra la que probablemente sea la banda más popular del under local (el local estuvo lleno abajo y arriba). Y no sólo eso, sino que su público acompaña con tanta energía como para que nunca se desinfle el aire. Ni aún cuando los vagos presentan temas de su segundo y último disco. Aunque “Espíritu salvaje” no cuente con la batería de hits de su antecesor, “Fuerte y caliente”, gana en amplitud de ritmos y climas. Es algo más heterogéneo y el público, decimos, es el termómetro: tanto en las más bailables (“Vayan a ser”, “Baila”, “Ya!”) como en el repertorio más reposado (“Infinito”, “La zamba”, “Lolita”). Siempre arriba, siempre una ovación al final.
Los tipos no hablan tanto, la gente menos. Todo el mundo sabía qué hacía ahí, cada cual con su rol asignado y su arenga. Quizás haya sido la cerveza, sumado a la química y el vapor de los cuerpos. El mensaje termina haciendo lo propio; mucho eslogan disfrazado de canción, por ejemplo: “cómo decirle que no/cómo negármele a tanto corazón” o “delito es no tener para convidar de la suavidad/de la pipa de la paz”. En definitiva, era la onda, por redundante que suene. No hace falta avivar a nadie acerca de los beneficios de salir un jueves a la noche. Esto apenas es un plan entre tantos; ni lo único, ni lo mejor. Es lo que eligió un generoso puñado que no escatimó euforia (“Cartagena”, “Continente de perlas”, “Así”, las dobles “Parque/Sequía de amor” y “Va al oeste/Gilda”) ni le dio vergüenza ponerse romanticón (“Rayada”, “Mambeado”, “Te quiero”, “El experimento”), según se necesitaba.
Cuando ya no se hacía falta más, apenas si hubo saludo y despedida con un habitual homenaje al Calamaro salmón (“El mambo”). Al final, como siempre, las luces prendidas indicaron la salida, no sin dar algo de tiempo para acomodarse en el baño. El jueves tenía que seguir siendo.
1 Comentario
Tenés que estar logueado para escribir un comentario Iniciar sesión