DISCOS

Juegos de seducción

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“AM” es el nuevo álbum de los Arctic Monkeys, una muestra de madurez y evolución que los puede llevar a convertirse en la mejor banda del planeta.

No es tarea fácil sobrevivir a un hit de la magnitud de “I bet you look good on the dancefloor”, de movida respaldado por un gran disco debut. Pero misión aún más difícil es ratificar esa sorpresa, esa irrupción, y también lo lograron con su segundo álbum, “Favourite worst nightmare”. En una década -los ’00- escéptica y en donde predominó muchas veces la nostalgia, los Arctic Monkeys se convirtieron en la banda nueva.

Como si les faltara talento, Josh Homme les agregó una pincelada stoner en la producción de “Humbug” a su ya característico rock de guitarras. De esta forma, la “crisis del tercer disco” se convirtió en una de sus mejores producciones, mientras que “Suck it and see”, incluso con algunos puntos altos, pareció ser un álbum de transición hacia el momento de madurez que demuestra “AM”, su quinta placa.

Alex Turner se convirtió en un crooner urbano capaz de meterse en nuestra piel con sus letras, muchas veces a través del papel del perdedor hermoso con el cual tanto nos gusta identificarnos. “Maybe I’m too busy been yours to fall for somebody new” canta en el adelanto, y apertura del álbum Do I wanna know? en medio de un riff deliciosamente denso. El primer track tiene todo para convertirse en uno de los himnos de la banda. Esta última afirmación también sirve para la siguiente canción: “R u mine?”; acá el riff es una tromba y como ya vienen demostrando, ideal para el vivo.

“No. 1 party anthem” recuerda la dulzura de “Cornerstone”. “So you’re on the prowl wondering whether she left already or not” (“Así que estás al acecho preguntándote si ella ya se fue o no”); así comienza este relato de conquista en donde Turner vuelve a resaltar como letrista mientras el piano y una acústica llevan de la mano a la melodía.

El bajo juega un papel importante en “AM”; el álbum está comandado por el groove de este instrumento envolviéndolo de sensualidad. El pulso de “Arabella” es la mejor muestra. El título del disco hace referencia a las iniciales de la banda (copiado del disco recopilatorio de la Velvet Underground “VU”), sin embargo Homme creyó que el nombre hacía alusión al horario anterior al mediodía, sentenciando certeramente que “es un disco muy fresco, sexy, para después de medianoche. Un disco sexy para pistas de baile moderno”. Y si hablamos de “sexy”, “Why’d you only call me when you’re high?” es el tema que más resuena en nuestra cabeza.

Evolucionar sin perder la identidad creada es, muchas veces, lo que se les exige a ciertas bandas, mientras que a otras por alguna razón se les celebra la repetición de fórmulas. Reclamos aparte, los Arctic Monkeys logran el primer caso. El espíritu ‘60’s de “Snap out of it”, las guitarras a la española de “Fireside” o el experimento post-punk de “Knee socks” (un gran acierto) son algunos ejemplos de ese crecimiento. Ya no son la banda urgente de guitarras, pero mantienen ese pulso bailable, y los hits siguen apareciendo, los riff siguen funcionando y también se lucen algunos solos (escuchar “One for the road” –con el aporte de Homme– por poner un ejemplo).

Ya no hay discos que cambien la historia, tampoco hablamos de álbumes consagratorios; sin embargo para los que aún acuñamos el concepto tenemos con “AM” una colección impresionante de canciones que se suman a la ya prolífica discografía de Arctic Monkeys y los dejan un paso más cerca de ya no de ser “la banda nueva”, sino de ser la gran banda.

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Redacción ElAcople.com

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