RESEÑAS

Jipitur

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Ya de movida, dos cosas sorprenden. La entrada no tiene su sello ticketeado, sino que es la réplica de la gráfica del nuevo disco, autoadhesiva y todo, como para que quede un recuerdo bonito de esta fecha. Además, obsequian una versión del diario Página 12, con producción periodística de DIEGO SKLIAR, en cuya portada se anuncia la presentación del disco de ARBOLITO como “un espejo de luchas y reivindicaciones que pone volumen sobre la imposición de silencio”.

Por ese lado viene la mano. Fiesta, autogestión, esperanza, OSVALDO BAYER, MOIRA MILLÁN, ARBOLITO, el vindicador, forman parte de la historia de esta orquesta que le pone voz y sonido a las voces, muchas veces acalladas, de un pueblo que sigue vivo.

Ya en el estadio, la gente se prepara para la fiesta. Clima juvenil y muy familiar. Personas de todas las edades, jipis jóvenes, jipis viejos. Todo parece una gran peña de colores alegres. Colores reflejados también en las banderas indígenas que comienzan a agitarse.

Puntualmente, el show comienza con el video de “Chacarera de las Cloacas (Cuando Salga el Sol)”, que para que salga, “depende de vos y de muchos… muchos como vos”. A continuación se escucha “Pensar en Nada”, de LEÓN GIECO, y un poco de reggae de BOB, con ”Rastaman Vibration”. Todo parece estar en su punto para el ingreso de los músicos.

Ingresan EZEQUIEL JUSID (voz, guitarra eléctrica), AGUSTÍN RONCONI (coro, charango) PEDRO BORGOBELLO (coro, clarinete), ANDRÉS FARIÑA (coro y bajo), SEBASTIÁN DEMESTRI (percusión) y DIEGO FARIZA (batería y coro), todos hijos de la Escuela Popular de Música de Avellaneda.

Los instrumentos comienzan su danza y salen con ”Vinito y Amor”, del disco “La Arveja esperanza” (2004), claman “si ellos dicen la verdad, seguiremos mintiendo, ley de cerdos angurrientos” y nos traen “un rayito de sol, un viento fresco, para ahogar el dolor”.

Ingresan bandoneón y violín para darle forma a ”La Mala Reputación”, una melodía de George Brassens, cantautor francés exponente de la trova anarquista, y canción que le da nombre a su placa del 2001.

Se agradece la presencia del público y se nota en las sonrisas, arriba y abajo del escenario, que el disfrute es mutuo. ¡Adentro!

”Cuando salga el sol”, esta vez en vivo, da pie al ingreso de dos bailarinas coyas. La gente salta, baila, se contornea, se expresa porque no quiere que gane la tristeza. Las fotos de viaje hacen volar a más de uno y recordar a “todos los jipis del universos, gitanos hermanos” en ”Jipitur”, y te traen un poquito de aquella libertad en una melodía dulce.

Ingresa DANIEL BUIRA, de LA CHILINGA, con su bongó y tocan ”Como una Luz” y luego ”Bichito”, que picó, picó y te sacó una sonrisa.

Las zambas ”Mi pueblo chico” y ”Niña mapuche” se acompañan con imágenes del sur argentino, de Lago Puelo y el Hoyo, y en ese clima calmo sigue ”Promo II”, un canto a la libertad.

Los instrumentos se lucen en ”Amerika”, “Estudio del charango” y ”la Tierra sin mal”. Y el público está lejos de quedarse quieto. Luego, ingresa PABLO FRAGUELA en teclados, para acompañar en ”La Recuperada”, una chacarera simple que homenajea a tantas fábricas recuperadas.

Con ”Osvaldo”, ARBOLITO le rinde tributo a OSVALDO BAYER, aquel que alguna vez contó al pueblo de Coronel Rauch quién había sido aquel hombre y que hoy clama por la abolición de calles con apellidos de genocidas. Y ni que hablar del billete color violeta. A continuación, EZEQUIEL JUSID, en una intro previa a ”Arbolito”, nos cuenta un poco la historia de aquel indio ranquel que le cortó la cabeza al genocida Federico Rauch, uno más de aquellos tantos señores que vinieron a “limpiar” nuestras pampas. Las revoluciones se hacen con una sonrisa. Empecemos por ahí.

JUAN SUBIRÁ participa con su acordeón en ”La Costumbre”, para que no te acostumbres a todo esto, para que no te quedes impávido frente a los hechos y que no te maten ni los sueños, ni las ganas de luchar contra las injusticias.

Se luce el coro de sikuris a cargo de NORA, NATI, AMÍN y LUCAS y estalla ”Sariri”, de su disco ”Folklore”, y CARLOS RIVERO juega en la percusión. Imágenes de Bolivia y su gente y las banderas agitan más que nunca y la sangre hierve.

Con ”La Arveja Esperanza” llega el carnavalito y los trencitos por doquier, que se pierdan y vuelven a formarse. Alegría y esperanza reinan en este espacio. Para tristezas ya basta con las de afuera.

La gente lo pide, y llega el impresionante cover de los REDONDOS: ”El pibe de los astilleros”.
El público, que no paró de bailar y carnavalear, genera un pogo multitudinario, en el que todos son partícipes plenos de una auténtica fiesta.

Con 11 años de trayectoria, y de la mano de excelentes músicos que tocan de y con el corazón, te reencuentra con aquello básico, primitivo, de la otra historia, y te conecta un poco con las raíces de tu tierra. Con todo aquello que las luces de neon no dejan ver, pero que está y existe un poco más allá. Estos pibes le ponen voz a esas voces acalladas, cuentan un poco lo que pasa ahí, en la calle, en el pueblo, al pibito, al obrero y te dejan una esperanza, un calorcito en el pecho que te hace recordar que la música, un vinito y el amor pueden hacerte olvidar cualquier pena o injusticia.

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