
DISCOS
Jake Bugg: Diamante en bruto
“Shangri La” es el segundo disco de Jake Bugg y cuenta con la producción de Rick Rubin, que mejora su exitoso debut.
Si bien el acta de Jake Bugg indica que nació en Nottingham, Inglaterra, tiene más del country folk norteamericano del gran Bob Dylan que de la tradición británica. Sin embargo, sabe moverse en el océano que separa la música de ambos continentes, que aún sigue mamando con sus apenas 19 años.
El joven prodigio comenzó a tocar a los 12, y dos años más tarde ya empezaba a crear sus primeras composiciones bajo la influencia de los Beatles y Johnny Cash. Editado hace tan solo un año, el álbum debut que lleva su propio nombre sorprendió a todos alcanzando el número 1 en el Reino Unido. Y si bien allí ya mostraba destellos de su talento, en “Shangri la” parece haber pulido un poco más sus mejores armas.
En ese clasicismo country abre el disco con “There’s a beast and we all feed it”. Al mejor estilo Liam Gallagher estira las vocales de su performance en “Slumville sunrise” donde reniega de su barrio: “This place is just not for me I say it all the time” repite siguiendo un riff apresurado. En “What doesn’t kill you” (primer corte) acelera aún más conformando un tándem (tracks 2 y 3) que se convierte en lo mejor del álbum.
Sorprende por su madurez compositiva, reflejada en letras como “Messed up kids”. ¿Pero qué puede saber un pendejo sub 20 del amor? Basta escuchar la balada “A song about love”: “Is that all you wanted? Songs about love? Is that what you hoped you would find when it’s burning inside? But a song about love’s not enought”, dispara en un estribillo lleno de nostalgia y desencuentro.
Y sin bien se destaca la tradición folk que emana en varios temas (no se pierdan el clima desolado de “Pine trees”), los mejores momentos de “Shangri La” son los más eléctricos: “Kingpin” es un rock and roll puro en donde Bugg juega a ser uno de los archienemigos del Hombre Araña (The Kingpin), mientras que “All your reasons”, incluso varios tempos abajo, cierra con un vibrante solo de guitarra.
El problema surge cuando las influencias se convierten en comparaciones. Y las comparaciones, exageradas al extremo, terminan siendo pura estrategia de marketing. Mika era “el nuevo Freddie Mercury”, y si bien nadie se olvida de su voz prodigiosa, pocos se acuerdan de él tras el hit “Grace Kelly”. Un vicio que llega a niveles insospechados.
Jake Bugg no es el próximo Dylan, es un talento en bruto que con tan solo 19 años demuestra un presente prolífico y proyecta un futuro brillante. Y que, Lollapalooza mediante, tendremos el privilegio de ver en pleno despegue, un lujo al que, lamentablemente, los de esta parte del mundo no estamos acostumbrados. Como un crack juvenil que surge de las inferiores de un club siempre es más conveniente acompañarlo en su crecimiento, y no proclamarlo el heredero de ningún trono. El diamante de su talento aún debe ser tallado para lograr su mayor brillo y esplendor, y no vendido en bruto al mejor postor.
[sam id=»2″ codes=»true»]
1 Comentario
Tenés que estar logueado para escribir un comentario Iniciar sesión