RESEÑAS
Inolvidable

Tenías que estar ahí y caminar al trote por Avenida del Libertador, con los bolsillos cargados de cosas y la ansiedad comiéndote los pies y la cabeza. Pasar por la puerta de la ESMA justo un 24 de marzo, ver flores anudadas en sus rejas y que el frío que te recorre el pecho dure unos quinientos metros, hasta la altura de la puerta del Club Ciudad de Buenos Aires. Ahí se renueva el nerviosismo y la expectativa. Hubieras pasado con el encendedor escondido en tu zapatilla, con la entrada en la mano; seguirías caminando hasta el fondo, pasando por el costado de canchas de tenis y mucho verde.
Hubieras llegado para el final de La Portuaria; hubieras visto un poquito de los Turistas, en una carpa, al costado del stage principal. Te hubieras fascinado con las eternas camisas negras de Kraftwerk, pero te hubiera decepcionado no haberlos visto con sus clásicas corbatas rojas. Impactante el sonido, la puesta en escena, las imágenes en las pantallas… ¡los temas! Inoxidables, uno mejor que el otro: “The man machine”, el hitazo “The model”, “The robots” (en donde los cuatro de carne y hueso que habitualmente pulsan los botoncitos, fueron reemplazados por robots sin que nadie se de cuenta), “Tour de France”, “Showroom dummies”…
Los hubieras ovacionado porque te hubieran dejado enfiestado; eso le pasó a los casi treinta y cinco mil que ya estaban en el lugar.
Antes de las nueve y media de la noche, el clima de luces apagadas y una música muy parecida a la que los alemanes venían tocando, te hubieran metido más ficha. Posiblemente hubieras sonreído de oreja a oreja al escuchar de cerca la voz de Thom Yorke, la figurita que faltaba completar en el álbum roquero argentino. Ni hablar si lo veías bailar como un sacado, como un demonio de Tasmania con un ojo a medio cerrar, con los dientes desparejos, con barba descuidada, aparentemente apático o gélido, por no decir pecho frío. Desmintió esto último al momento de demostrar sus cualidades de frontman, apenas arrancado “15 step”, el primer tema de la noche, ese que también inicia el polémico y gratuito “In rainbows”.
Qué decir de lo que hubieras sentido en “Airbag”. No sabés cómo saltaba la masa, esos hoy adultos que crecieron escuchando “Ok computer” tuvieron su revancha, casi doce años después. Toda una vida.
Todavía estarías deslumbrado con las luces extremadamente participativas que se disparaban desde el escenario, especialmente en “There, there” o “Weird fishes” o cualquier otro. Hubieras hecho silencio en “All I need”, cuando el sonido del bajo de Colin Greenwood tapaba todo, menos el canto de Thom.
Tu memoria hubiera apretado REC cuando la delicadeza de “No surprises” llenó todo hueco posible. Merecía ser tocado acá en los noventa, cuando estábamos bien inmersos en una realidad salvaje, individualista y conformista. Ahora que pedimos mano dura y servicio militar obligatorio, también. No es lo mismo, pero no importa. Miles de encendedores se hubieran accionado, sí. El tuyo también, no tengo dudas.
Sé que hubieras querido venir con alguna golosina tóxica para alterar tus sentidos y conectar mejor con la música, como vos decís; pero te confieso que no hay mejor droga que “Idioteque”, que nada te va a erizar la piel como “Videotape” y que en “Street spirit” hubieras gritado “feeeeeeeeiiiiiid aaaaauuuuuut, egueeeeeen”, incluso estando careta.
¿Y “Paranoid android”? ¿”Planet Telex”? Coreadísimos, al estilo argentino, por supuesto. No por nada, Ed O’Brien (guitarrista) dijo que estaban cumpliendo un sueño al actuar para nosotros. Ni te hubiera importado la demagogia; al contrario, hubieras aplaudido.
Imaginalo, imaginá todo eso y todo lo que no te estoy contando por falta de tiempo. Imaginate a vos ahí y decime si no es cierto, si no hubieras salido hecho un zombie, con las piernas entumecidas y con los acordes de “Creep” todavía adheridos a los pabellones de tus orejas. Figurate en el viaje de vuelta a tu casa, sin caer en la realidad y tarareando por inercia algún tema de, digamos, los Redondos. Pensá en la ansiedad con la que hubieras prendido tu computadora para buscar videos o audios; habrías repasado la lista de temas, le habrías comentando a alguien lo bueno que estuvo, que los trescientos pesos que te costó la entrada valieron cada centavo. Pero no fuiste, te perdiste de algo totalmente fuera de serie llamado Radiohead. Lo siento mucho por vos.
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