RESEÑAS
Imagen real

Cuando el cantante inglés fue despedido de las filas de Iron Maiden en 1999, comenzó con una prolífica carrera solista que hoy ya cuenta con cinco de estudio y dos en vivo. En nuestro país, sus álbumes tuvieron escasa difusión, por eso su imagen está relacionada casi exclusivamente con su polémico paso por la doncella entre 1994 y 1999.
De esta manera, la gran mayoría de los espectadores presentes auguraba escuchar las versiones de “The X Factor” (1995) y “Virtual XI” (1998), los dos discos de Iron Maiden en los cuales grabó. Sólo bastaba esperar y disfrutar del espectáculo.
A conquistar
Desde que el local de Flores abrió sus puertas a las 19, el público comenzó a ocupar lentamente las instalaciones. Mientras el calor iba tomando protagonismo, las bandas locales, Xaeclum Nosferatus, Necratal, Hachas (el grupo que formaron Hugo Benitez y Gabriel Ganzo, cantante y baterista del primer Horcas) y Abeydon, entretenían a los presentes. Hachas fue la que logró mayor aceptación gracias a clásicos de Horcas como “Muerto en la calle”, “Devastación” y “Violados y devorados”, entre otras.
A pesar de las buenas actuaciones y el correcto sonido de las bandas locales, no todo había empezado bien. En su tercera visita al país, Blaze Bayley tuvo que suspender el show de Rosario, que se iba a llevar a cabo el jueves en El Sótano, porque el vuelo que lo transportaba desde Chile se había cancelado.
Apenas se supo la noticia empezaron a circular rumores por internet acerca de una posible suspensión de la fecha en Buenos Aires. Sin embargo, esas falsas noticias fueron rápidamente desmentidas por la producción.
Por lo tanto, restaba que Bayley suba a escena junto a su banda y ofrezca un espectáculo que lo reivindique. Desde el momento en que pisó el escenario, el cantante dejó hasta la última gota de sudor para redimirse de esta cuestión.
No estuvo sólo en esta revancha, sino que estuvo acompañado de su poderosa y enérgica banda. Se percibe en cada nota que las guitarras de Nicolás Bermúdez y Jay Walsh muestran en sus riffs un toque modernoso, pero en los solos los amantes del heavy clásico también se pueden identificar. Completan el poder David Bermúdez en bajo, y Claudio Tirincanti en batería.
Desde que se anunció la fecha, los organizadores trataron de marcar enfáticamente que Bayley vendría a la Argentina con sus propios músicos, para de este modo diferenciarse de los conciertos de Paul Di Anno, Tim “Ripper” Owens y Eric Martin (tocaron con artistas locales). Y, sinceramente, se marca una diferencia muy importante cuando un vocalista viene con sus músicos. Esto ocurrió el viernes.
Si bien venía a presentar su quinto álbum de estudio, “Promise and terror” (2010), las primeras dos canciones fueron de su anterior disco, “The Man who would not die” (2008): “Blackmailer” y “Smile back at death”.
Sorprendió que un grupo importante de los espectadores conociera con exactitud el material solista, pues la difusión de sus álbumes es nula. Por esta razón, llamaba mucho la atención que cantaran y corearan las melodías con pasión.
Promediando el show, sonó el combo de “Como estais amigos” y “Futureal”, y la masa enloqueció. Sin dudas, las versiones de Iron Maiden eran los momentos más esperados de la noche.
Se sabe que el Asbury Club no se caracteriza por su acústica; que el grupo haya sonado muy bien desde el primer acorde es un doble mérito. Temas como “Comfortable in darkness”, “The launch” y “Blood and belief” tuvieron un audio ideal.
Siempre se le criticó a Bayley, y con razón, que su voz grave y algo monocorde no encajaba con el sonido característico de Iron Maiden. Por eso, cuando arrancó su propia carrera compuso canciones de acuerdo a su tono, y esto se divisa perfectamente tanto en sus discos como en los directos.
Sin bises, y con un final a todo vapor con “Mano on the edge”, de Maiden, sus fans esperaron por la salida de Blaze, quién se quedó firmando autógrafos y sacándose fotos durante un buen rato.
Finalm
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