RESEÑAS
Hoy te quiero más

No. La negación pasa a ser una invitación.
Te. ¿Qué sería del mensaje si no hay nadie del otro lado?
Va. Porque el sonido también es acción.
Gustar. La música de esta manera es un gusto.
NO TE VA GUSTAR es todo eso y mucho más. Diez días antes, las entradas para la función del sábado 8 en El Teatro Flores se agotaron. Cinco días después, la segunda fecha del domingo 9 a las 19 horas, también. La tercera función, que ratificó una especie de “victoria” para la banda, se realizó el mismo domingo pero a las 22. También llena.
Empecemos desde el final. Las caras de alegría con un dejo de cansancio en el tercer recital fueron una suerte de “deja-vú” del segundo. El cantito “¡No te va, no te va, no te va gustar!” fue el lugar común antes del primer tema, “Ya entendí”, hasta el último, “No era cierto”. Pero no por eso esta suerte de proceso cíclico decaía, tan sólo se acrecentaba.
Una intro con “Himno a la alegría” y el tema “Nadie duerme” fueron la antesala al primer saludo del cantante, EMILIANO BRANCCIARI. “¡Buenas noches Buenos Aires!”, sonó en todo el lugar como un grito perdido entre los cientos que respondieron al instante. DENISE RAMOS –trombón-, esa especie de líder carismático que logra los aplausos de todos, se lució en “Nadie Duerme” y “Te quiero más”. “¡Muchas gracias! -reiteró EMILIANO– Somos muy felices”. Y apareció “Reevolución”.
“Voces del tiempo” fue el precalentamiento justo para el hit de la banda, “No hay dolor”, cantado una parte por EMILIANO, otra por MARTIN GIL (trompeta y coros) y en todo momento por el público.
NO TE VA GUSTAR no es una banda. Es casi una pequeña orquesta, donde sus partes forman un todo donde por momentos un instrumento marca un rumbo, pero no el camino definitivo. “Te voy a llevar”, con las teclas de MARCEL CURUCHET y la percusión GONZALOS CASTEX; y “Verte reír”, con el bajo de MATEO MORENO, MAURICIO ORTIZ en el saxo tenor y PABLO ABDALA en la indispensable batería, fueron el claro ejemplo de la unión; la fusión entre los sonidos para volverse en un solo movimiento de aire.
Pero así como todo sube, también todo baja, pero sin perder lo bueno. A lo largo de “Ala delta” de DIVIDIDOS, MAURICIO conducía a todos lentamente hacia el suelo sin dejar de tocar y de a poco la luz bajaba hasta llegar a la oscuridad. Pero “Como brillaba tu alma” trajo el movimiento y las luces al escenario. El primer pogo de la noche llegó con “Me cuesta creer”, “Fueron” y “Más mejor”, que provocaron la descarga de energías antes de la calma.
El círculo llega a su punto más alto en la mitad, y esa mitad fue un trío sin pausas: “No necesito nada”, “Déjame bailar” y “Clara”, este último con todo el staff de la banda en coros y las voces del público, convirtiéndose en uno de los mejores momentos de la noche. Pero pasado un punto, se comienza a sospechar que el final está cerca, que la línea está en sus últimos centímetros y todo se cierra. Esos momentos anteriores al último tramo, todo cantados y gritados sin cansancio, fueron “No te quiero acá”, “Voy” y “Nada para ver” (con los desquiciados saltos de EMILIANO).
El repiqueteo de la batería anunciaba “Tenés que saltar”, que quiso ser el último tema; pero los gritos pidiendo “Al vacío” pudieron alargar la noche. “Volvé a tu casa cuando quieras” de “No era cierto” parecía invitar a todos a quedarse a compartir el momento, a continuar. Palmas en alto aplaudiendo a rabiar mientras sus poseedores saltaban durante toda la canción. Y después, el final.
Un repaso de sus dos primeras placas, “Sólo de noche” (1999) y “Este fuerte viento que sopla” (2002), y la despedida de la tercera, “Aunque cueste ver el sol” (2004) fueron la excusa para encontrarse con esos afectos musicales siempre presentes, esa simpatía inexplicable que produce NO TE VA GUSTAR. Porque fue la causa por la que muchos habrán pensado: “Hoy te quiero más”.
1 Comentario
Tenés que estar logueado para escribir un comentario Iniciar sesión