“Hola, qué tal, mucho gusto, yo soy Alejandro”

Y a alguien que no te conoce como cantante de El Bordo y mucho menos como escritor de poesías, ¿cómo le recomendarías acercarse a alguna de las presentaciones?

Te lo respondo con una anécdota. Yo soy un fanático de los vinilos, y un amigo mío me dijo que hacía una convención de vinilos; además de puesteros vendiéndolos, iba a haber un escenario con un micrófono. Entonces me preguntó si no quería ir yo con la guitarra a cantar unos temas; para eso agarré y preparé bastante los temas que después toqué en “Oikumene”, o sea Ricardo Soulé, Manal, Pappo, Charly García, Beatles. Y yo fui, salí a tocar ahí en un escenario en el recital pero toda la gente estaba viendo los puestos. Me subí al escenario dije: “Hola, qué tal, mucho gusto, yo soy Alejandro. Vengo a tocar unas canciones mientras todos disfrutan de la feria”. Nadie me conocía, nadie sabía que yo tenía una banda, yo me presenté como Alejandro. Estuve tocando, qué se yo, la gente aplaudía, hasta toqué algún tema mío pero sin presentarlo.

Cuando termina viene mi amigo y me dice: “Chabón, re loco, se me acercaron varias personas y me dijeron que le gustaba como cantabas, qué bien, qué bueno como un pibe joven toca temas así de rock nacional y con criterio. Decían que podrías tener una banda conocida, que te podría ir bien”. Y mi amigo les dijo que tenía una banda que se llama El Bordo, que tocan bastante, y le decían: “Ah no, El Bordo no me gusta, pero lo que hizo él me gustó”. Y yo pienso que soy el mismo y al chabón ese le gustó esa faceta y El Bordo quizás, aunque no me quiero meter a psicoanalizarlo, por un preconcepto de él nunca nos haya escuchado o no le haya prestado la atención que merece, porque yo calculo que si le gusta la música que estaba escuchando ahí, es probable que le guste lo que hacemos.

Pero más allá de eso me pareció muy loco que alguien diga “Ah no, mirá, El Bordo no me gusta pero lo que estás haciendo acá me gusta”. Y la verdad que las primeras presentaciones vi gente más grande, bastantes también me dijeron que nunca habían visto recitales de El Bordo, que habían venido y escucharon desde otro lugar las canciones. Para mí toda la música o todas las canciones más allá de cómo las “vistas” después, si con una orquesta sinfónica o una banda de rock, la canción siempre se reduce a un cantante con una guitarra, al hecho del juglar como era antes, que el juglar era el que llevaba las noticias. No había diarios, entonces las noticias las llevaba alguien que memorizaba la historia y las cantaba, les ponía música. Y bueno, un poco voy y cuento estas historias, este “Oikumene”, este mundo conocido para mí y explico un poco del mundo desconocido para mí que creo que también existe aunque yo no lo llegue a percibir y, bueno, es parte del viaje.

La verdad que, de vuelta te digo, soy muy agradecido de poder vivir esto que hago, que es vivir tratando de hacer canciones, poesías, música y arte que inspire y que motive a la gente y que emocione. Agregale que lo hago con mis amigos. Realmente se me hace difícil a veces quejarme. Hoy dormí nada, fui a ensayar, ensayamos seis horas, no comí todavía y no me vas a ver quejarme, porque no me puedo quejar. La verdad que al contrario, digo: “No, loco, tengo que honrar”, soy un afortunado, entonces tengo que leer más, tengo que tratar de componer mejor, de cantar mejor, de entrenar la voz y ensayar cada vez más horas y tocar más. Ayer estábamos tocando y terminamos de tocar un tema y dijimos: “Hagámoslo una vez más”. Y lo hicimos de vuelta. “¿Lo Hacemos una vez más?”, sí y cuando terminamos dijimos si lo hacíamos una más, y sí. Y la primera estaba igual de bien que la última, pero mientras más veces lo tocamos nosotros mejoramos y creo que uno tiene, todo lo que es bueno o lo que valga la pena te cuesta un esfuerzo, y hay que esforzarse. Y me gusta. Me gusta la forma en que lo estamos encarando.

*Subnota de “La búsqueda en la vida es ser auténtico”

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