PELÍCULAS
Héctor, en busca de la felicidad: bitácora de viaje
“¿Qué es la felicidad?” es acaso una de las preguntas que más respuestas debe tener en la historia de la humanidad y, aunque no es nuestra intención responder, es la idea del protagonista de este estreno.
“Happiness is a warm gun” (la felicidad es un arma caliente), cantaba The Beatles en ese alarido perfecto de John Lennon, que se clavaba como una daga limpia en el medio de eso que podría ser el alma.
Pharrell Williams, en el single que no deja de sonar en la radio, lo corea aplaudiendo: para él la felicidad es la verdad. “Don´t worry be happy” fue el número uno en la lista de los Bilboard Hot 100 en 1988, en los Estados Unidos, cuando Bobby McFerrin llegó a millones de hogares estadounidenses con un claro mensaje: sin preocupaciones y al parecer una melodía pegadiza, es posible ser feliz.
Los R.E.M, distanciados de la melancolía de sus letras, nos cantan la canción de gente que es feliz con el de al lado, amándose simplemente. De eso habla “Shiny Happy People”, de gente que brilla y sonríe por el poder del amor.
“¿Qué es la felicidad?” es acaso una de las preguntas que más respuestas debe tener en la historia de la humanidad, y aunque no es la motivación que convoca a esta nota el darle respuesta, sí es la idea del protagonista de la película que llega a la cartelera de este jueves: “Héctor, en busca de la felicidad”.
Héctor (Simon Pegg, uno de los comediantes británicos más populares del momento) es un psiquiatra que, cansado de no poder ayudar a sus pacientes, se encamina en un viaje alrededor del mundo, para dar cuenta de la respuesta a la pregunta que tal vez pueda solucionar la vida de quienes depositan en él lo que inquieta sus mentes: ¿existe una receta para ser feliz?
Si la receta existe, su vida personal tampoco parece contener los ingredientes. Su matrimonio con Clara (Rosamund Pike) es lo más parecido a una relación administrativa: cada uno atiende a sus tareas, y cronometran hasta la hora del amor.
En lo que parece ser la empresa más valiente de su vida, parte entonces en la búsqueda de aquello que no conoce y desea conocer. Su diario será el testigo de los apuntes y dibujos que verán la luz del mundo con aquello que no es ninguna novedad: la felicidad es subjetiva y la mejor parte de la vida es su búsqueda.
Desde China, pasando por Tíbet hasta África, y por una ciudad de Norteamérica en la búsqueda de su primer amor (Toni Colette), Héctor repasará varios de los arquetipos de felicidad, en un viaje existencial donde los estereotipos de las subjetividades que lo acompañan marcarán el ticket de regreso.
Utiliza los tipos ideales culturales hasta alcanzar una tibia reflexión, que desaprovecha por completo el potencial argumental de la historia: pudiendo haber hecho de esta historia la del formidable doctor que sonreirá haciéndonos sonreír, nos deja en cambio la del personaje olvidable que con dos o tres chistes, momentos golpe bajistas y cursilerías en cadena, arriba a la receta del sinsabor de la audiencia.
La sorpresa del film es el adorable y monumental Christopher Plummer, que sí hace justicia al poco lugar que le da el guión. También los paisajes: la fotografía hará que quienes disfruten de viajar encuentren la compensación justa para tan maniquea travesía. La felicidad no está asegurada y el espectador, ya sin Héctor, deberá seguir buscándola.
Ficha técnica:
“Héctor, en busca de la felicidad” (Reino Unido, 2014)
Dirección: Peter Chelsom
Guión: Peter Chelsom, Tinker Lindsay, Maria von Heland
Elenco: Simon Pegg, Toni Collette, Rosamund Pike, Stellan Skarsgard, Jean Reno, Veronica Ferres, Christopher Plummer
Duración: 120 minutos
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