RESEÑAS
Hasta siempre Castorera

En la actualidad, la creación artística y cultural masiva es víctima de un proceso de mercantilización de su producción, que en la mayoría de los casos depende del patrocinio de empresas privadas. En este sentido, en
En éste contexto, Castorera, un club de cultura conformado por un colectivo de personas que envuelve tanto a sus fundadores como a sus habitués, no ha podido lograr que el Gobierno de
Numerosas personas han trabajado desde la institución con el propósito de brindar a la comunidad un espacio de expresión abierto, accesible, independiente y horizontal. Grupos musicales como Onda Vaga, Mataplantas, Tumba
Con respecto a la programación, además de los encuentros fortuitos y cotidianos entre amigos y artistas, allí se desarrollaban periódicamente múltiples actividades, tales como talleres de teatro, tango, danza afro, danza brasilera, percusión, acrobacia aérea y elongación. Por otro lado se daban charlas abiertas, exposiciones, arte y cocina en vivo, y ciclos de cine gratuito, denominados “Cinecastorera”. Muy significativo es el hecho de que los castores organizaban con frecuencia colectas solidarias y festivales a beneficio de diferentes causas.
Festival de despedida
Todo comenzó el viernes 25 cerca de las 21. Como es habitual en La Castorera, amigos y colegas se congregaron para compartir un momento, alguna cerveza, relajarse, conversar, escuchar música. Cada persona que llegaba saludaba cálidamente a más de uno. Algunos se abrazaban, casi todos reían, y se agrupaban en los diferentes rincones, mesas y sillones, como si estuvieran determinados por la costumbre. Sin embargo, la ocasión tenía un condimento angustiante que la hacía especial: sería posiblemente el último encuentro en aquel contexto tan familiar.
Celebrar una despedida pareciera paradójico. No obstante, en La Castorera se aprovechó para festejar con satisfacción, los años de trabajo y esfuerzo en compromiso con el enriquecimiento cultural. La noche se inició con una muestra de pintura y la cocina en vivo del chef de la casa, Hernán “Tuxon” Zuccaro, quien deleitó a los invitados con sándwiches de bondiola y bife de chorizo a la cerveza. Más tarde, las bandas Holanda, Dietrich y El Kuelgue iluminaron con su música la penumbra, y aprovecharon la exposición del escenario para manifestar abiertamente a la casa su agradecimiento por haberlos refugiado.
La jornada del sábado 26 comenzó cerca del mediodía, cuando se pudo disfrutar de muestras de danza afro, tela y tango. Por la tarde, el conjunto musical Tumba
A pesar que se acercaba la última etapa de la jornada de celebración, en ningún momento cesó el espíritu festivo. Cerca de las 23, mientras los invitados esperaban la presentación de la “banda sorpresa”, se armó el baile a puro rock and roll en el medio del salón. Cuando todo estaba listo, comenzó el show esperado.Onda Vaga logró en poco más de 40 minutos alienar al público con su mezcla de rumba-cumbia-reggae-folk-rock-tango alegre. Los vagos, que son caras conocidas en esta gran familia de castores, consiguieron que los invitados se acercaran, celebraran sus canciones y formaran una gran ronda contigua a su alrededor. No había división entre el público y los intérpretes, solo una línea de velas que iluminaban la escena. Canciones divertidas, letras que representan la cotidianeidad sin filtro y sobre todo mucha espontaneidad, fueron los condimentos de un show excepcional en un día tan especial.
El cierre de Castorera, así como de otros tantos centros dedicados a las prácticas artísticas y culturales, es una pérdida irreparable para la cultura popular. Estos espacios conforman instrumentos de integración social y generan una chance más democrática de acercamiento a las diferentes formas de expresión artística. Por ello es importante luchar y resistir contra las políticas de corte neoliberal que no hacen más que quebrar las bases del tejido social.
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