RESEÑAS

Groovebox

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A decir verdad, poco sabía de la banda que iba a cubrir. Por chat y desde Tucumán, PABLO (cantante y groovebox) me había explicado algo que muy bien no había entendido sobre todo eso del groovebox.

Amigo del federalismo, el editor de EL ACOPLE, me envió con la simple misión de descubrir qué carajo era el groovebox ese, traído desde el Jardín de la República. Simplemente era cuestión de ir al recital, mirar un rato, tomar una birra y develar el misterio.

Para la tarea decidí invocar a unos amigos que hacía mucho que no veía. Entre ellos RICARDO CONO, JUAN ALBERTO, GORDON LANEY y PUNKY EN DOS AHÁ (“sí, es un nombre raro, ¿y qué?”, es lo que él siempre dice). Pensé que entre todos íbamos a poder descifrar el secreto de PABLO.

(Pediré perdón a todos los tan mentados de la música que la tienen recontra clara y que van a opinar que cómo en una página de rock tienen a un cronista tan ignorante que no sabe de la existencia de un aparato como el gruvbocs y qué hace EL ACOPLE catalogando a un cronista como el mejor si es un ignorante, pero… ¡qué importa, si el copete también lo escribí yo!).

En fin, llegado a horario, entré con mis amigos a ver la banda a un lugar que tiene una zarpada pinta de bolichito de trampa para ir a escuchar jazz como hace mi hermano cuando le pinta hacerse el gato. MARIANA, encargada del evento, nos hizo pasar a todos dándonos la mejor mesa y sirviéndonos nuestros tragos preferidos. Simpática la rubia.

Como apertura tocaba la banda de SEBASTIAN DE LLEBANA, que estaba sin su agrupación por la salida del bajista. El ignoto cantante, con su guitarra criolla, tocó algunos covers de DIVIDIDOS y ERIC CLAPTON, acompañado sólo de un teclado que “es lo que me salvó”, según declaró a la prensa una vez finalizado su show. Hasta ese momento, el groovebox todavía no aparecía.

Cuando mis amigos y yo nos enteramos que salía EMPLEADO DEL MES al escenario, presentándose por primera vez en Buenos Aires (el sábado lo hicieron con MOVIL VISSION), nos emocionamos y CONO empezó a lanzar improperios al tiempo que mi buen amigo LANEY caía rendido ante la belleza de la señorita que tocaría el bajo.

“Pará”, dijo JUAN ALBERTO, “ta el bajo, la bata, la viola, el otro pibe con el aparato ese que parece un sampler… ¿y el grucvos?”. Nadie tenía la respuesta hasta que subió al escenario PABLO, con un morral del que sacó una especie de pedalera que empezó a manipular en el suelo cual científico loco. Luego, con una simple presentación (“Somos EMPLEADO DEL MES”) y el rabioso aplauso de la crew que me acompañaba, los tucumanos arrancaron furiosos.

Su música podría remitirme a EL OTRO YO, por canciones como “La Colegiala” o “Calientapavas”, dedicada con miradas de la banda a la bella señorita del bajo, pero es un error del que se sale al detectar algunas entonaciones al mejor estilo BOWIE o al escuchar la ironía furibunda de “Coca” (“Dejá para la coca y siga, amigo”, en la voz de un policía corrupto).

¿O no que mucho más no podría contarles? ¿O no que sería mejor que fueran a ver la banda ustedes mismos? Seguro es que sí, porque estos cuatro tucumanos y su doncella, a pesar de haberse definidos como “contenidos”, transpiraron poder y energía en su set de algo más de 45 minutos.

La verdad es que todavía faltan espacios para que toquen bandas y aún más difícil es la situación para que la gente del interior se presente en los escenarios porteños, así que junto a PUNKY EN DOS AHÁ nos quedamos charlando con los pibes una vez terminada su presentación.

PUNKY se escabió, empezó a los gritos no sé con qué historia y nos tuvimos que retirar del lugar apenas empezaba la banda funk de JORGE MIGLIANO, que prometía como número central pero lamentablemente no pude terminar de ver (en realidad no promete; esos tipos son una masa y son altamente recomendables).

Así terminó la noche y nos fuimos a dormir en cucharita con mi amigo PUNKY (porque somos buenos amigos y nos damos cariño). Del Groovebox poco pude averiguar, porque PABLO volvió a explicarme y otra vez me quedé sin entender nada.

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