RESEÑAS
Grandes artesanos reincidentes

A la salida del teatro el sábado a las dos de la mañana, un chico de veintipico de años le comentaba convencidísimo a su chica: “esta banda crea una energía especial. El clima que se genera es único. Te hipnotiza, te fundís, te perdés en los músicos y en el sonido de sus instrumentos ¿te diste cuenta?”
¿Errado el comentario? No, para nada, ya que si existe forma alguna de definir con palabras lo que PEQUEÑA ORQUESTA REINCIDENTES genera en sus shows, es ésa. La fusión y la articulación de los más variados instrumentos típicos (y no tanto) de una orquesta –que van desde el banjo pasando por la tuba, trombón hasta un serrucho y rueda de bicicleta– que los cinco músicos ejecutan impecablemente en vivo, produce una magia inexplicable que envuelve a sus espectadores y que trasciende toda esa sensación de placer que fluye al escuchar con atención alguno de sus siete discos.
A las 00 hs, cuando el público (tan heterogéneo como la música que desglosan esos cinco artífices arriba del escenario) ya estaba acomodado en sus butacas, comenzó el show. Antes de arrancar con “Siete Suelas”, tema que abre “Miguita de pan” (2003) -una de sus mejores placas-, el guitarrista y vocalista JUAN PABLO FERNÁNDEZ dedicó el show a la memoria JUAN PABLO REBELLA: el cineasta uruguayo que fue encontrado muerto en su casa hace pocos días (las últimas versiones hablan de suicidio) y que fue co-director de la película “Whisky” (2004), cuya música estuvo a cargo nada más y nada menos que de la P.O.R.
En las dos horas que duró el espectáculo, los multi-instrumentistas –vestidos siempre de traje elegante- repasaron más de treinta canciones, entre ellas “Mudanza”, “El portugues”, “Sin dinero”, “Bonito” y la hermosa “Liso”, alternando en un vaivén a veces desenfrenado, a veces cálido, suave, dulce y esquizofrénico esa infinidad de estilos y ritmos sabrosos que tanto que los caracteriza.
Porque si algo tiene la pequeña orquesta en su fórmula es que reincide, justamente, a inmortalizarse puntualmente en alguno de ellos: su música, cual menjunje rioplatense, atraviesa no sólo melodías con tonos arrabaleros y porteños sino que también dejan infiltrar en su rock melodías gitanas y ritmos balcánicos propios de Europa del este.
Para “Sticks & Stones” y “Montevideo” invitaron a dos de sus amigos: la vocalista CAROLA BESASSO y el CARDENAL DOMÍNGUEZ, que agregaron un plus más de frescura a la impecable estética musical que tan bien sobrellevan sobre las tablas ALEJO VINTROB en batería y percusión, GUILLERMO PESOA en voz, teclados, acordeón; RODRIGO GUERRA contrabajo y voz; y SANTIAGO PEDRONCINI en guitarra, banjo, y mandolina.
Estos pequeños grandes artesanos de la música cerraron su show con “Miedo a la oscuridad”, luego de haber brillado hasta en los silencios y en las pausas (esas que cortan la respiración) de cada una de sus interpretaciones. Quince años de trayectoria y una carrera que no puede dejar escapar todo aquel que disfruta naufragar, perderse y esfumarse en esa abstracción volátil e inasible tan difícil de entender pero tan fácil de sentir y disfrutar. Sí, la música.
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