RESEÑAS
Golazo de Dread Mar I

El cielo plenamente estrellado de un sábado por la noche en el barrio de Floresta y la brisa suave que acariciaba los rostros fueron los primeros indicios de una jornada inolvidable. Si bien el estadio estaba a medio ocupar, el público mostró carácter suficiente como para llenar los resquicios vacíos durante las 3 horas que duró el espectáculo. Mucha juventud, mucha parejita empalagosa, pero también familias enteras lo disfrutaron.
Cerca de las 20 y con una cantidad considerable de espectadores, Macaco salió al escenario y provocó los primeros griteríos de la noche. La banda oriunda de Barcelona, liderada por Daniel “Mono Loco” Carbonell, hizo bailar a todos con su original mezcla de sonidos latinos con acentos electrónico y letras en un crisol de idiomas. “Monkey Man” y “Con la mano levanta” fueron los hits que precalentaron a los fanáticos y crearon un clima estupendo para el show principal.
Ingreso a la cancha y ovación
Como ya es costumbre en ocasiones como ésta, la expectativa que genera Dread Mar I se hace notar sobre todo por medio de los aullidos y cánticos insaciables de la porción femenina, claramente mayoritaria. A las 21 se encendieron las luces y el equipo, sin su capitán, salió a la cancha bajo un mar de aplausos. Enseguida comenzó a sonar “Santiago”, tema del disco “Jah Guia” (2006), y a los pocos segundos el líder Mariano Javier Castro salió a escena generando la ebullición total del estadio.
El primer momento emotivo vino de la mano de un doblete añejo pero aún efectivo: “Lluvia, nubes, tristeza” y luego “Sálvame”. Es que el tinte romántico y meloso entonado maravillosamente conmueve y moviliza las emociones. La música generaba un efecto inmediato en los cuerpos, que casi distraídamente se movían y bailaban con delicadeza al ritmo del reggae.
El show continuó con “Sola y triste” y “Nena”, ambas del disco “Amor – es” (2008); “Verías que el amor”, y “Vos y tu maldad”, mientras las luces del escenario creaban una suerte de arco iris que cambiaba de color a la par del recorrido. Ni te cuento el escándalo que se armó cuando el frontman finalmente se sacó el gorro y dejó caer estrepitosamente sus extensas rastas.
La energía que contagia esta banda tiene que ver con su carácter de originalidad que combina sin prejuicios letras de amor y lucha con ritmos que sobrepasan las fronteras del reggae tradicional. Y en este sentido, Mariano es la cara visible que resume con creces todos los sentidos.
Tiempo complementario
Si bien parecía que todo estaba dicho y encaminado, precisamente a la mitad del show se produjo el quiebre: Luciano, ese moreno gigante de rastas que hace saltar multitudes alrededor del mundo, trepó a las tablas e hizo mover el piso. Aprovecharon la ocasión para presentar juntos oficialmente “Tranquilo”, el disco que grabó con Dread Mar I en Jamaica durante marzo de este año.
Además de interpretar “Only Love”, corte perteneciente al último disco, cantaron a dúo “Señorita”, “Tranquilo” y “Maybe Tomorrow”. No obstante, un pasaje peculiar se gestó cuando el isleño se calzó la guitarra y tocó “Redemption song”, tema legendario de Bob Marley & the Wailers. Para el cierre categórico eligieron el clásico “Tu sin mí” y “Promesas”, fórmula que no falló y le puso el moño a la gran despedida.
Después de los impresionantes shows que dio en el Luna Park a principio de 2011, se decía que Dread Mar I había llegado al punto máximo de su carrera. No obstante, y a pesar de ser cuestionado por su música aventurera, en All Boys demostró que puede seguir creciendo y superando límites.
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