EDITORIAL

Ginebras que lloran

Por  | 

Dicen que se fue. Dice esa gente cuerda que él no está más. Prendemos la radio y oímos su voz. Abrimos alguna revista y lo vemos. Caminamos por la calle y seguro nos chocamos con su nombre estampado en una pared. Pero igualmente insisten con que se fue y lamentablemente se hace imposible no creerlo.

El porqué se sabe, un intento de sanarse que se tiraba continuamente para adelante en un constante “Mañana empiezo”. Como eso que todos sabemos que tenemos que hacer pero nos negamos a empezar. Se dilata para más tarde. Su “más tarde” lamentablemente se sigue extendiendo hasta hoy.

Un 22 de diciembre tiró todo al carajo y decidió ir e internarse. El alcohol, las drogas, y la mala vida lo estaban matando. Él, sonriente y en posición fetal se retiró hacía su ansiada y prolongada rehabilitación ante un grupo de seguidores que, a pesar de querer que se mejore, también le exigían que siga siendo LUCA.

Y ahí está, en plena rehabilitación. Hace 17 años que no toma una gota de alcohol, ni se inyecta nada. Que descansa no hay dudas, quizás le faltaba eso, descansar. No se dio cuenta, o sí, pero el ser LUCA le exigía seguir adelante. Cerrar los ojos y toparse con quien se le cruce.

La historia nos cuenta que en su último recital antes de internarse gritó dos veces seguidas “Fuck you”. Que tenía bronca no hay dudas, quizás no solo contra una sociedad de gente tarada, sino también contra él y su incapacidad de pararse frente al espejo y exigirle a esa imagen proyectada que se ocupe realmente del cambio que había venido a buscar a la Argentina.

Pero sigue ahí, rehabilitándose. Lamentablemente no podemos decir alegres que por suerte se está mejorando, ya que tristemente le seguimos exigiendo lo mismo: Que sea LUCA.

Y LUCA fue ese borracho italiano que compuso cosas increíbles cuando estaba de moda sentarse en un fogón a aplaudir. LUCA fue ese que escupía en inglés cuando no se podía. LUCA fue ese flaquito pelado que caminaba por el Abasto buscando simplemente nada.

Un tipo que era consciente del mal que se hacía, pero no podía evitarlo. Así era, y así se tenía que recordar, por eso puso fecha y hora estipulada.

Un día después de firmar contrato por cuatro discos más que le iban a dejar algo de plata para salir de la ruina espiritual decidió irse, simplemente para no dejar de ser lo que era: LUCA.

“Vivo del rock y me voy a morir así. Tengo el rock adentro. Como ustedes.”

1 Comentario

Tenés que estar logueado para escribir un comentario Iniciar sesión