SHOWS

Ghost: criaturas de la noche

Por  | 

En menos de un año, Ghost volvió a Buenos Aires para dar el show propio que tanto banda como público se merecían. Fue el domingo, en el teatro Vorterix.

Uno creería que en pleno año 2014, 60 años después del estallido de rock and roll, una banda (más) con maquillaje y una puesta en escena polémica no tendrían que llamar la atención, y sin embargo lo hacen. Ghost apareció allá por 2010 y rápidamente, con la ayuda de amigos como James Hetfield y Phil Anselmo, el grupo se disparó y tuvo un éxito realmente prematuro.  Giraron como soporte del todo el mundo, sacaron un disco más, un ep de covers y llegaron al país como acto de apertura de Iron Maiden y Slayer . En ese show, lejos de la desaprobación que se podría haber esperado,  la aceptación fue casi unánime, y aunque breve, esa actuación dejó su huella en muchos de los presentes.

Un año después estamos en un Teatro Vorterix repleto como pocas veces. Curiosamente, esta vez es un público más adulto el que asiste, que ante la salida del grupo con «Infestissumam» vuelve a la infancia; esa capacidad de asombrarse frente a algo nuevo se mantiene intacta.

¿Es metal? ¿No lo es? Inmediatamente con «Per Aspera ad Inferi», Ghost demuestra que es metal. La puesta, la oscuridad, la mística, el sonido. La diferencia es que ellos te hacen bailar en vez de poguear. El sonido pop que pueden tener en el disco, en el vivo en más conciso, aunque tampoco es abismal la diferencia; un audio que sin dejar de ser prolijo y melódico, es pesado. Acto seguido suena «Ritual» y uno entiende que la banda tiene la fórmula para hacer hits, nadie puede negarlo, y varios serían los momentos parecidos a ese. Porque el público fue a ver una banda de la que ya es fan, no fue de curioso: canta y salta en cada canción.

Papa Emeritus no es alguien que necesite mucho para cautivar. Él ya sabe que tiene las miradas aseguradas, por eso por momentos deja el escenario y uno puede concentrarse en esos músicos sin identidad llamados Nameless Ghouls; cinco encapuchados que sin mirarse se entienden a la perfección, donde se destaca el baterista zurdo que le da el empuje indicado al grupo. Todo para que llegue ese momento donde las violas gemelas se lucen, como en composiciones como «Year Zero», que hace delirar a los presentes.

Es rara la comunicación del frontman con el auditorio. Casi que uno espera que no hable, y sin embargo se despacha con un tono amigable, casi paternal por momentos, llegando a intercalar frases en castellano. Esto no le quita mística del grupo; claramente después de tantos shows, a la fuerza ha encontrado su verdadero ser sobre el escenario.

El talento de la banda se ve cuando toma canciones ajenas y les da identidad propia, como en «If you have ghost», de Roky Erickson, y «Here comes the sun», de los Beatles. Y muchos dirán que sin el maquillaje y la estética no tendrían tanta atención.  Puede ser cierto, pero la gente paga una entrada por las canciones, no por una máscara, y las composiciones se mantienen por si solas: «Elizabeth», «Con Clavi Con Dio», «Zombie Queen», «Monstrance Clock»; todas diferentes y que más de un grupo quisiera tener en su catálogo.

Después de una hora y media de show el veredicto es uno: fue un privilegio haber presenciado este concierto, a esta altura de la carrera de la banda, porque todo indica que el futuro de Ghost va a ser enorme. Sin grandes artilugios lograron rápidamente lo que muchos no consiguen. Todo gracias a buenas canciones, imaginación, buenas ideas y entender el oficio.

[slideshow id=346]

 

[sam id=»2″ codes=»true»]

 

azafatodegira.com

Tenés que estar logueado para escribir un comentario Iniciar sesión