RESEÑAS

Generación swing

Por  | 

Seamos honestos: han sido pocas las bandas en toda la historia musical de este país que han venido en su pico creativo y de popularidad. Vampire Weekend no será la revolución que estamos esperando pero por lo menos nos visita en un periodo interesante de su carrera.

 Neoyorquinos, pero muy ingleses en su sonido; básicamente herederos, como tantos que tan en boga están hoy por hoy, que se nutren de los ritmos de Talking Heads, los guitarrazos a lo Gang of Four y afinación estilo Kinks. Tradición que se inició con The Libertines, Franz Ferdinand, LCD Soundsystem y Artic Monkeys. Básicamente, su misión es traer de vuelta las guitarras a la pista de baile. Algunas con desarrollos más interesantes, como puede ser Phoenix, y muchos otros con resultados que dejan bastante que desear. No los vamos a nombrar. Por suerte, Vampire Weekend se coloca más en la parte interesante.

El lugar escogido es el Centro Cultural Recoleta, que ya se ha posicionado como lugar destacado para todo evento indieque se precie de tal. El escenario se encuentra ubicado en la terraza del Centro, por lo que si no pudiste pagar el elevado precio de la entrada, bien podías tomarte algo en alguno de los bares de abajo que ibas a escuchar y bailar perfectamente. Después de todo, ¿quién quiere ver a cuatro neoyorquinos flacuchos? Bueno, tal vez las chicas opinen lo contrario.

Son una banda enérgica. La primera parte del set está dedicada a los temas más intensos de la agrupación, que parecen ser todos hijos de “A punk”, primer hit de la banda y que los puso en boca y oído de muchos. Esta parte funciona mejor en el vivo, aunque tal vez lo más interesante sean las partes psicodélicas y a veces casi latinas. David Byrne, teléfono. Siempre apoyándose con samples, ese sonido psicodélico que tan en boga está de la mano de MGMT o Animal Collective, la banda da la sensación de ser esclava  de los tiempos modernos. Pero no tienen la culpa; cuando se arma una escena es algo inevitable.

La banda es buena: suena bien y compacta; frescos, como el juvenil público. Y se ve esa cosa donde fans y banda comparten la misma estética: Desprolijamente prolijos. Que es una buena definición para hablar de la banda a la hora del vivo; caos, baile y ambigüedad de forma controlada.

El repertorio se pasea por sus dos discos dejando algunos temas de lado. Por eso, 18 canciones y una hora de show, bastan. Casi de la escuela ramonera. Palabras de agradecimiento y alegría y la promesa de volver, como siempre. Hay que dejar a todos con ganas de más.

Pudimos apreciar el esplendor de un grupo al mismo tiempo que el resto del mundo. Ojalá sea algo que se repita más seguido. Solo el tiempo dirá si tendrán una carrera longeva o solo disfrutarán de sus 15 minutos de fama. Por el momento, que sigan que lo están haciendo bien. Vampire Weekend, prueba superada. Pero mientras pongamos un rato el primer disco de Talking Heads.

azafatodegira.com

1 Comentario

Tenés que estar logueado para escribir un comentario Iniciar sesión