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GBH: Ciudad atacada por punks

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El jueves, GBH volvió a presentarse en Buenos Aires, esta vez en el renovado Uniclub del Abasto. Doble Fuerza, Turba Iracunda y Kausicos MB, las bandas invitadas.

GBH es punk. Nadie sabe muy bien qué es es ser punk, pero GBH tiene que serlo. Con sus integrantes bordeando los 60 años, llenos de tatuajes, volando más de treinta horas para tocar para un puñado de personas 5 días seguidos en tres países. Hay algo heroico en todo eso.

Desde temprano la gente disfrutó de la poderosa propuesta de Turba Iracunda y también a los sureños de Doble Fuerza, no sin un par de conflictos que el cantante Hugo Irisarri se encargó de aplacar aplicando algún correctivo a los molestos de siempre. Más allá de eso, el público celebró un set con canciones como «El rey del fernet» o «Siete puñaladas» que se mezclan con covers de los Ramones como «Rock n roll high school».

A las diez puntual salen los oriundos de Birmingham, que gracias a las condiciones del lugar, a diferencia de su anterior presentación en Niceto, se transforma desde el primer segundo en un sinfín de chicos y chicas mosheando y desfilando por el escenario. Incluso la gente de seguridad del lugar, en vez de ahuyentarlos, ayudan a subir a la muchachada para después echarlos de buena manera. Esto hay que rescatarlo ya que son muchos los lugares donde se maltrata por demás a los chicos que sólo fueron a divertirse un rato.

El local se encuentra realmente repleto, y la gente que quiere ver el show con tranquilad debe colocarse bien al fondo si no quiere sufrir algún golpe por estar desprevenido. Y a pesar de la cantidad de personas que suben y saltan del escenario, la banda se mantiene estoica. El cantante Colin Abrahall le da la mano, saluda, posa y besa a cada uno de los que pueden llegar a tocarlo, sin dejar de cumplir su tarea. Cada tanto sube alguno para ayudarlo en algún clásico. Hay que reconocer que el rubio se encuentra en un estado envidiable. Obviamente no puede moverse mucho por las condiciones del lugar, pero demuestra mejor estado físico que los presentes. Y la banda no se queda atrás; más años tienen, más furiosos se ponen. Aunque por momentos el bajo de Ross Lomas deja de funcionar, la banda sigue con lo suyo y la gente también. No hay tiempo que perder.

La excusa de la gira era celebrar los 30 años del disco «City baby atacked by rats», y aunque el aniversario es del año anterior, el tour sigue. Y si bien no lo interpretaron de forma completa, canciones como la que da título al disco, «No survivor» o «Time Bomb» se mezclan con clásicos de otra época como «Gimme Fire» o covers como «I feel alright», de los Stooges.

«Esta canción está dedicada a ustedes», sería la único que diría Colin antes de presentar «Maniac», tema con el que cerrarían el show. Hora y veinte de intensidad y luego las clásicas piñas a la salida que, como un viejo redactor de El Acople diría, se deben a falta de actividad sexual. Nosotros nos quedamos con la música.

*Fotos por Guillermo Coluccio

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azafatodegira.com

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