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Garbage: «Nuestro tipo de gente»
La banda liderada por Shirley Manson se presentó el martes por la noche en el Luna Park.
Nada en Garbage es tibio. El show no lo es, el sonido no lo es, su música no lo es y su cantante no lo es. Casi como plantando bandera, la banda arranca su show con tres hits imbatibles, “Supervixen”, “I think I´m paranoid” y “Stupid Girl”, en versiones bien lejos de las sutilezas de las originales. Hoy es una noche de música fuerte, donde cualquiera que atente a dudar de las credenciales rockeras de la banda tiene que callarse la boca.
Aunque hayan pasado 4 años de su primera visita al país, hoy Shirley Manson parece más joven. Se la ve más suelta en el escenario y no tan compenetrada en dar una performance vocal perfecta, y sin embargo la da. Tendrá que ver con que hoy los reflectores que la marcaban como una femme fatale ya no están, y la banda, lejos del foco de atención y la presión de ventas, puede hacer la música que quiere.
Más allá de un comienzo fuerte con varios clásicos, el show se concentra alrededor de “Strange little birds”, su nuevo disco, que los trae a una forma más oscura de hacer canciones. Composiciones como “Magnetized” o “Even though our love is doomed” vienen a traer climas al concierto, algo que antes, debido a la máquina de hacer hits que es la banda, no había en sus shows. Lo que al mismo tiempo les permite jugar más con su catálogo, rescatando gemas como “Bleed like me” o “The trick is to keep breathing”.
A pesar de la ausencia con aviso de Butch Vig en la batería, la banda logra sonar realmente sólida, con foco en las guitarras y los teclados de Duke Erikson y Steve Marker, y el bajo de Eric Avery, ex Jane´s Addiction. En ese sentido el show de Garbage se hace muy entretenido, ya que en vivo las canciones se transforman completamente. Las versiones no son mejores ni peores, sino que funcionan mejor en vivo, tal es el caso de “Stupid girl”.
Por supuesto que para el público el foco está puesto en Shirley Manson, una mujer que ya no parece estar siempre al ataque como en sus comienzos, pero que no duda en parar el concierto y, para decirlo realmente sin filtros, “cagar a pedos” a dos chicos que se estaban peleando en el campo y que todo el Luna Park escuche cómo los reta, cual madre enojada. No habla mucho, pero cuando lo hace dice cosas importantes; habla de la igualdad, de la maternidad, habla de aceptarse a uno mismo. Que en realidad es por lo que viene luchando desde que el grupo se formó.
Pero en definitiva esto es un concierto de rock y Garbage sabe cómo mover a las masas. “#1 Crush” es el mejor momento de una catarata de puntos altos; “Vow”, “Push it”, “Only happy when it rains”, “Empty”. Incluso canciones que en estudio no dicen mucho, como “Shut your mouth”, en vivo cobran otra vida. Más allá de que sean hits o no, la banda sabe cómo hacer buenas canciones.
“Cherry Lips” marca el punto final de un concierto sin fisuras, donde se los ve más cómodos con su presente y repasando su pasado con frescura. El balance perfecto entre las dos cosas. Así es como debería ser siempre.
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