Furia contra la máquina

Últimamente, los fanáticos del punk/hardcore melódico están de parabienes: muchos de los grandes nombres del género debutan en estas tierras (un poco tarde a veces), y otras reafirman su romance con el público Argentino. Sea como sean, las bandas van llegando.

Al parecer había bastante expectativa, ya que desde las seis de la tarde se podía observar cuadras de cola esperando para ingresar al recinto. Poco después de la apertura de puertas, Shameless Losers se despacha con su arsenal de melodías guitarreras y algunos covers de Bad Religion como Suffer y Generator. Uno no puede no pensar en cómo Greg Graffin y compañía le han dado de comer a cientos de músicos y miles de familias.

Berri Txarrak son unos vascos combativos, amigos de los Rise Against. Si alguna vez te importó la movida gallega o eras fan de Negu Gorriak, sabés quiénes son. Si no, no te hagas problemas: un trío poderosísimo donde claramente a sus integrantes les faltan un par de jugadores. En el buen sentido, claro. Había una buena cantidad de gente agitando al ritmo de sus locas composiciones. Un hard rock desenfrenado a punto de estallar todo el tiempo, entre los Dead Kennedys y Comets on Fire, pero más hardcore. Hay un par de descontrolados descontrolando, valga la redundancia. Algunos envuelto con la bandera vasca, como diciendo que la posta son ellos, no los yankis conflictuaditos. De todas maneras, los músicos descontrolan más que la gente y terminan tirando sus instrumentos y cerrando con el riff de Iron Man de Black Sabbath a una sola cuerda.

Pero lo cierto es que los yankis conflictuaditos son el plato fuerte. La banda que viene en un buen momento, maduros y con las ideas claras. A punto de sacar su sexto disco. Y ya desde el arranque, con Chamber the cartridge se ve la constante: pogo, mosh, slam, agite, coros y tupa tupa. Lo que la gente quiere y que tiene la facultad de cantar cada letra a viva voz y en un perfecto inglés. Personas cultas; nada de borrachos punks destruidos. Queremos público que vaya a la facultad.

El sonido no es muy claro, más que nada en la voz. De todas maneras el público se encarga de corear cada melodía y de gritar cada letra. Incluso los temas nuevos son muy bien recibidos. Estaban entregados de antemano.

La banda es conocida por cierto discurso político y cierto activismo, y por eso llama la atención que no se diga mucho al respecto. Uno pensaría que en estos shows es mitad música, mitad discurso, aunque tal vez sea mejor la forma que ellos deciden: que la música y las acciones hablen por ellos y no tratar de convencer a nadie. Que cada uno siga su camino. Pero decididamente las canciones están inspiradas en todo lo que está mal en este mundo, señalarlo y tratar de cambiarlo. Por lo menos son honestos en su discurso. Si tiene remeras y su propio modelo de Vans, ¿cuál es el problema? ¿Alguien se creyó alguna vez el discurso de “no tranzamos con nadie”? Hay que vestirse, muchachos. ¿Y qué mejor que algo barato y que diga algo de vos?

Así como tienen momentos muy intensos, casi cercanos al metal, tienen otro costado decididamente melódico, más que nada desde el lado de las voces y las melodías porque la banda siempre está en un ataque constante de intensidad.

El momento más armonioso se da en los bises, donde salen con dos acústicas para hacer Swing life away y Hero of War, después de luchar 10 minutos porque el sonido no salía por ningún lado. Lo bueno es que en esta parte, donde la mayoría de las bandas del género quedan en ridículo, ellos quedan bien parados con una onda más Beatle. Cercano a la onda del Two of us de los 4 de Liverpool.

Pero esto es punk rock, y como es la primera vez por este lado de mundo, tienen que sonar himnos viejitos: Give it all y Ready to fall. Lo pedís, lo tenés. Hora y media. Escuchaste lo que querías. A veces, lo que inspira el odio te hace feliz.

Berri Txarrak toca el miércoles en el Salón Pueyrredón. Rise Against prometió que no dejarían pasar tanto tiempo para volver. Y a decir por la buena respuesta de público que está teniendo el género, no parece algo muy difícil de cumplir.