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Fin de semana de locura

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Parece que las fiestas llegaron unos días antes al emblemático estadio Luna Park, que durante todo el fin de semana fue testigo de la ya indiscutible madurez de una banda que, aún joven, ha generado que su público lleve su nombre cual bandera identitaria. Y es que el target de Las Pastillas del Abuelo es muy notorio a simple vista: adolescentes recién salidos de la escuela media que tienen energía de sobra para saltar y bailotear sin descanso durante las casi tres horas de concierto.

Sin mucha vuelta previa, la banda se subió al escenario del Luna; abajo, un mar de ansiosos acalorados en short y musculosa, los había estado esperando desde las primeras horas de la tarde con golpes de aplausos esporádicos y cánticos  incesantes: “¿Si ésta no es la fiesta, la fiesta dónde está?”. Y de esta manera la primera gran ovación recibe a Juan “Piti” Fernández, en la voz, Alejandro Mondelo, en teclado, Diego “Bochi” Bozzalla, en la primera guitarra,  Fernando Vecchio en la rítmica, Santiago Bogisich, en el bajo, Juan Comas en batería, Joel Barbeito en el saxo, Fernando Isaías con la trompeta y Mario Gusso en percusión.

Y como la escusa del despilfarro era la presentación de su última y quinta producción de estudio, “Desafíos”, arrancaron de lleno con “Hasta acá nos ayudó Dios!”, mientras Piti sorprendía con una remera del gran Alcides, color violeta como debe ser. Siguieron con otra novedad, “Fuerza, locura y libertad!”, balada central del disco dedicado a la historia de Silvia Nicodemo, una joven de 21 años que murió de forma confusa en uno de los pabellones de la unidad carcelaria 3 de Ezeiza. Ya para “Leer y escribir!” los espectadores se habían adueñado del show de tal forma que en medio del ritmo ska no se llegaba a escuchar con claridad la letra entonada por el frontman.

Mientras el público desplegaba el cotillón (gorros carnavalescos, globos, piñatas y banderas) las luces lo alumbraban constantemente en un extenso abanico de colores, que generaba un equilibrio perfecto con lo que ocurría sobre las tablas.  El clásico “Cerveza”, del disco debut “Por Colectora”, y el furioso solo de la guitarra de Bochi, hicieron parar y zapatear inclusive a los plateístas. El repertorio continuó entonces con “La experiencia!” y “Viejo Karma!”, dos flamantes obras que se lucen sobre todo gracias a los dedos mágicos de Alejandro.

Enseguida se hizo presente el primer invitado de la noche, Miguel Soifer, amigo y baterista de El Bordo, para interpretar “Cambios de Tiempo!”, canción que abre el cuadernillo y se destaca por erigir un sonido rockero al palo bien rioplatense. En el caso de la nostálgica “Diosa de la Transformación!” llamaron a Bárbara Silva, cantante de Mama Chabela, quien participó asimismo de la producción del nuevo trabajo discográfico. A continuación la pregunta que nos hacemos todos: “¿Qué es Dios?”, melodía que conjuga armónicamente el célebre gol de Diego Maradona a los ingleses y la vergonzosa Guerra de Malvinas, y sobresale por frases como la pelota siempre al diez, que ocurrirá otro milagro”.

Mientras el calor provocaba desmayos por los rincones y los encargados de la seguridad del estadio mojaban a chorros y repartían vasitos de agua entre los espectadores, Juan Ignacio Fernández se adueñó del teclado para “Duda”. De repente sonaron dos seguidas pertenecientes al disco que le da nombre a la banda: primero “Oportunistas”, al ritmo del ska mientras Piti jugueteaba con una máscara de Scream que le alcanzaron desde abajo, y luego una grandilocuente introducción del saxo de Joel, daba inicio a “Locura y realidad”.

Seguidamente desentrañaron la flamante dupla “El fondo de tu vida!” y “Lo que no se ve!”, sucedida por una conmovedora, “Viejo”, al mismo tiempo que se forjaba el recambio de jovencitas sobre hombro ajeno, a veces hasta extraño, que superó todas las barreras impuestas por las altas temperaturas y el cansancio. Posteriormente al zapateo rollinga que se armó con “Loco, no discrimines!” y “Desde la Postura”, se hacen presentes en la fiesta Nicolás Oviedo, representante de “la 20”, los seguidores originarios de la banda bautizados hace casi ya 10 años, y el emblemático acordeonista nacional y popular Chango Spasiuk, para acompañarlos en “Viles Medios!”.

Piti se tomó unos minutos para agradecer a todo el staff que ha trabajado con ellos durante sus giras, y dio inicio a “Gobiernos procaces!”; el carnaval y el candombe se fusionaron y conquistaron el escenario con “La casada”, al tiempo que desvergonzadamente los músicos movían las caderas al son del ritmo latino.

El show iba promediando, y bajo un manto de globos, piñatas, y banderas que no paraban de flamear, llegó el momento de los temas añejos, esos que hacen saltar a todos de sus butacas: “Loco por volverla a ver”, “Skalipso” y “Otra vuelta de tuerca”. Y cuando todos pensaban que el recital había concluido, sorprendieron con “Ojos de Dragón!” y “Enano”, un hitazo que se destaca por su fuerza y sobre todo por el efecto estallido que causa en los fans pastilleros.

Dos horas y media duró el concierto. Dos horas y media de algarabía, corazón y pura energía. No cesaron en ningún momento los

Redacción ElAcople.com

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