Fiesta de bengalas, trapos y rock

La fiesta de los malditos

Cinco banderas flameaban por encima de todos dándole un toque de color a la fiesta, trapos colgados en las paredes con un payaso de maldita mirada -que se llama Nemo- y chic@s con remeras de LA RENGA. Sobre el escenario, y en ambos costados, dos grandes telas pintadas con las tapas de sus dos discos: ”Lejos de Todo” (2000) y ”Tiempos Duros”(2004), grabados en los estudios Del Matadero Records.

JUANJO (voz y guitarra), GUSTY (guitarra), PABLO (bajo), EL KIA (batería), PABLO (saxo alto), GUILLERMO (saxo tenor) y MARIANO (armónica) forman MALDITA SUERTE, producidos por CHIZZO de LA RENGA.

El sábado 19 de junio se habían presentado en Chile junto al trío local WEICHAFE -que significa “guerrero” en mapudungún- y al día siguiente en Mendoza.

A las 2 a.m. en punto los músicos estaban agazapados sobre la escena, listos para un comienzo a todo trapo con Sonrisas perdidas y llamaradas de bengalas. Había dos camarógrafos filmando imágenes del ritual para pasarlas por la pantalla en el próximo Cemento. Luego comenzó la descarga y las cabezas empezaron a agitarse al ritmo de un poderoso rock.

El heredero

Promediando el show subió el hijo de PAPPO, LUCIANO NAPOLITANO -guitarrista de LOVORNE- para interpretar Sueño profundo y El viejo. LUCIANO, de 29 años, es un calco de su padre en los 70, y mostró su talento para la viola con un par de exquisitos solos.

Para agendar: Las próximas fechas de MALDITA en Cemento: domingo 22 de agosto (a beneficio), viernes 8 de octubre y sábado 20 de noviembre.

Un final con todo

Ya sobre el fin de la velada interpretaron “Cuanto Más” y “Pasado Pisado” para un final eléctrico y furioso.

MALDITA tiene un público verdaderamente envidiable. Durante la hora y media que duró el recital las bengalas estuvieron prendidas todo el tiempo (y el aire usurpado por olores de pólvora y marihuana).

En Peli del norte -la última canción- JUANJO (voz) se tiró a moshear sobre la manada, no sin antes agradecer a todos en reiteradas oportunidades por el aguante.

Suenan compactos, con mucha garra y fuerza. Y estos dos elementos, más la efusiva hinchada renga que los sigue, hace que cada noche sea una gran ceremonia rock.