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Festipulenta – Día 2: Donde está el agite
El rockanroll de El Perrodiablo, las melodías de Valle de muñecas y el gran debut de Bestia Bebé destacaron en la segunda jornada del Festipulenta.
Manza Esain se amontona en el patio del Centro Cultural Matienzo mientras Antolín abre la jornada. Más tarde se mezcla con el público y mira atentamente el set “sorpresa” de la noche. Doma, voz de El Perrodiablo, baja del escenario, poguea con la gente y hace cantar a más de uno. Esta es otra característica del Festipulenta: no hay casi distinciones entre músicos y público, no porque este último busque a cualquier precio ser el centro de atención, ser protagonista (creemos haber aprendido esa lección) sino porque no hay divismos en estos artistas, y porque en todo momento se respira un clima de camaradería, de comunión entre todos los presentes.
Puntualmente a las nueve, Los Totales abren formalmente la segunda fecha con su pop-rock sesentoso de temas cortos y gancheros, en su mayoría de su nuevo disco ingeniosamente titulado “Pop chabón”. “Taco aguja”, “Hastío” y destaca el cierre con “Los niños de garage” con una letra en la que muchos de los presentes nos podemos fácilmente identificar: “fue al festi del aguante, y su cuerpo fue a incendiar”, “a ustedes que les gusta el rock independiente y lo bancan”, dedica el cantante.
¿Cómo es debutar en el Festival y jugar como de local? Una sola respuesta: Bestia Bebé. Arrancan tibiamente con “Estamos bien” pero enseguida contagian con “Sabés!”. La épica futbolera se reproduce en la irónica tapa de su disco (un equipo al que el mote de amateur le quedaría grande) y en un tema, “El uruguayo”, que haciendo referencia a la incorporación de Gio Moreno a Racing remata con “no es más grande que Rubén Paz”. Con esta canción se terminan de ganar al público. “Va a haber una sorpresa, parece que vienen los Oasis”, bromean en un clima de distensión y disfrute. “Luchador de Boedo” –“para el Chino Maidana”-, “Lo quiero mucho a ese muchacho” y “Patrullas del terror” dan por terminado uno de los mejores show que vimos dentro del festi.
Curioso caso el de Perdedores Pop, banda que luego de su corto período de vida en los ’90 regresó en 2012 a los ensayos. Rescatan temas de su disco debut de 1995. Bandas como El Mató, 107 faunos o Los Reyes del Falsete los nombran constantemente como una de sus influencias, por eso su participación en el Festipulenta es reivindicación, pero también continuación de un círculo de música, y artistas retroalimentándose mutuamente.
Aparece El Perrodiablo y acá queda prohibido quedarse a un costado, relajado, tomando una cerveza. Los de La Plata son un animal rabioso que te va a salir a buscar, a provocar, a volverte loco, a hacer que saltes y que grites, ¿Por qué? Porque esto es rock and roll, simple y llanamente. Doma, voz de la banda, es una especie de David Gilmour circa 1970, en apariencia física, pero con la energía de un Axl Rose pasado de efedrina. Abren con “El monje negro” y son ellos mismos la chispa en el grito que reza “voy a dejar que te prendas fuego”.
El Perrodiablo tal vez sea la mejor evolución del bastardeado rock chabón, aquí más cerca del hard-rock. La epopeya garagera, barrial se reproduce a lo largo de todo el set que no da respiro. “Para nosotros este fue el lugar que primero nos dio la posibilidad de integrar algún tipo de festival en Capital, y ahora que somos muy exitosos estamos agradecidos”, ironizan antes de arremeter con el riff de “Las Vegas”. “El pogo más grande del festipulenta, sáquense los prejuicios”, arenga Doma antes del cierre con “Algo sobre estar vivo”.
Y luego de la tormenta llega la calma en forma de melodías, y la voz de Manza Esain es un mantra de relajación con canciones que son placer instantáneo. Valle de muñecas abre con “Ni un diluvio más”, de su último álbum, aunque también repasan sus trabajos anteriores; se escuchan así “Regresar (a través de la noche)” y “Días de suerte”.
Infinidad de bandas fallan a cada segundo en la búsqueda del tema perfecto, Valle de muñecas lo consigue con “La soledad no es una herida”. Desde la línea de bajo, la voz in crescendo de Manza y el estribillo redentor en donde “la oscuridad se vuelve día”. Finaliza con “Vamos al cine” una de las presentaciones más sólidas del Festipulenta.
“Vamos a cumplir nuestros sueños y estamos dispuestos a todo”; así de seguros se presentan los 107 faunos mientras intercalan estrenos de su próximo disco (lo presentarán aquí mismo el 12 de abril) como “La Plata”. Punteos de guitarra que son gotas de lluvia tímbricas y tres voces que intercalan y a veces se entrelazan creando un mundo propio en canciones de dos minutos. Destacan “El tigre de las facultades” y “El elmo”, de su primer disco.
La sorpresa se materializa, Prietto viaja al cosmos con Mariano aporta el trip de psicodelia en la avanzada noche. “Divagando en el salón cósmico” y “Verano fatal” pasan por la lista de temas que por momentos es un bello cuelgue entre guitarra y batería. Finalmente, con altas dosis de post-punk, Mujercitas terror cierra la velada maratónica.
Así se despide la edición número 20 del Festipulenta. Cinco años en los que el rock emergente encontró y forjó un espacio de despegue, pero también de confort. Un lugar de comodidad en donde bandas y público no tienen que aparentar ser nada, sino simplemente ser. Un sitio de paz y de agite, pero no el agite entendido como descontrol y pogo rockero, sino como difusión de cultura, como lugar de expresión del arte.
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